23. Esto no está bien (3/6)

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Al día siguiente ya se le hacía costumbre llevar el desayuno y esta vez lo hacía por partida doble, Beatriz entraba en el cuarto de Samuel y admiraba la tierna estampa de aquella muchacha dormida en la cama mientras que su hijo estaba en un sillón a su lado sosteniendo su mano, carraspeó ligeramente y ambos se despertaron soltando sus manos en el momento en el que la vieron y ella soltó una risa.

Beatriz: tranquilos, solo vengo con el desayuno-lo dejó sobre un escritorio-¡Vaya! Me vine sin el jugo de naranja, en seguida vuelvo-Beatriz abandonó de nuevo la habitación.

Andrea: ¡Qué vergüenza! Nos vio tomados de la mano-se metió entre las sábanas mientras él sonreía.

Samuel: ¿y qué problema hay? Es natural, no-la destapó con ternura y posó un beso en sus labios.

Andrea: para-tomó su rostro con una sonrisa-no deberían saberlo.

Samuel: ¿saber qué?-se hizo el despistado a lo que ella sonreía.

Andrea: que soy tu novia...

Samuel: ¿en serio lo eres?

Andrea: Samuel...-le regañó con una sonrisa-por favor, no les digas nada todavía, tu padre no me soporta.

Samuel: tranquila... disimularé entonces-le dio un fugaz beso al mismo tiempo que su madre volvía a entrar-descansa ¿vale? Tómate esto después de desayunar-le dio un bote de pastillas-no te levantes, ni se te ocurra trabajar-su madre observaba con una sonrisa las advertencias de su hijo hacia una Andrea que sonreía ampliamente-tampoco discutas con nadie por favor y duerme.

Andrea: ¿algo más doctor?

Samuel: creo que no-se rascó la cabeza-voy hacer unas llamadas.

Samuel salió de la habitación bajo la mirada de Andrea y Beatriz quien correteó con la bandeja para sentarse en el sillón en el que Samuel había pasado la noche, con una amplia sonrisa Andrea desvió su mirada mientras notaba como aquella mujer estaba ansiosa por saber detalles de aquellas miradas entre su hijo y la salvaje.

Beatriz: ¡Vamos habla!-ella dio un respingo.

Andrea: ¿Qué le digo señora?

Beatriz: ¡tienes mucho que contar!

Irina observaba a Arturo atenta a cada movimiento que daba, sus emociones eran un huracán, por un lado estaba Flavio y todo lo que le hacía sentir y por el otro estaba Arturo y con él, Beatriz, su padre, las personas del pueblo, ella no podía hacer lo mismo que había hecho su madre, pero tampoco podía estar en una relación donde no era feliz, y donde era más que obvio que él tampoco lo era, pero ¿por qué Arturo quería seguir con esa relación? ¿Por qué continuar con la mentira?...

Arturo: ¿Qué?-preguntó en tono molesto observándola.

Irina: ¿quién es?

Arturo: ¡no entiendo tú pregunta!-Irina se levantó furiosa.

Irina: no soy imbécil, sé que tienes una amante, ¿quién es ella?-él negó con una sonrisa-¡dame el maldito divorcio! ¡Y se feliz con ella!

Arturo: ¡no digas estupideces Irina!, no sé de donde sacas esa estupidez...

Irina: ¡de verdad no lo sabes! Por dios Arturo no me tocas, ni me miras, me ignoras y en la fiesta...

Arturo: ¡en la fiesta qué!

Irina: te desapareciste Arturo, como te desapareces todas las noches.

Arturo: y ¡cómo demonios no quieres que me desaparezcas si tú me asfixias! ¡Me tienes harto con eso de tener un hijo! Eres tan aburrida, tan...

QUÉDATE CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora