2.17

2.6K 329 139
                                    

Sin editar
𝖍𝖚𝖎𝖗 𝖉𝖊𝖑 𝖆𝖒𝖔𝖗

Dedicado a mi camita linda, sin ella este libro no sería posible ❤

—DANIELLE SE ACERCÓ MELANCÓLICA A UN BALDE DE HIDROMIEL, sirviéndose el vaso tras otro hasta el tope

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

DANIELLE SE ACERCÓ MELANCÓLICA A UN BALDE DE HIDROMIEL, sirviéndose el vaso tras otro hasta el tope. Una anciana cercana a la familia Weasley la miro confundida.

- Te paso algo linda? - pregunto la mujer.

Danielle tomó todo el contenido de su vaso sin parar y en menos de un segundo ya estaba sirviéndose otro.

- Nada, nada - una lágrima traviesa salió de su ojo - estoy bien.

Se fue del lugar antes de que alguien más se acercará a interrogarla. Limpiandose los mocos en el dorso de la mano corrió hacia el baño de los Weasley. Dentro de la estancia se vió en el espejo, estaba claramente ebria.

No aguantó un segundo más y empezó a vomitar en el inodoro, su delicada alimentación había sido rota por la cantidad excesiva de alcohol y el nulo desayuno que tuvo esta mañana. Al terminar las arcadas, cepillo sus dientes y cabellos, intentando no parecer tan destruida como estába.

Tenía miedo?, si, se arrepentirá de ésto después?, probablemente, abandonaría?, jamás.

Al regresar a la fiesta todo era un caos, había mortífagos por todos lados atacando, gente horrorizada corriendo hacia el campo. Desesperada intentó encontrar a Neville o alguno de sus amigos.

- ¡Protego! - exclamó cuando un mortífago intento atacarla.

El hechizo fue tan poderoso que no sólo la escudó, generó una onda azul que hizó trizas la varita de oponente. Sorprendida empezó a correr hacia la mesa de aperitivos donde vió a Nev por última vez.

Sin embargo esta se encontraba destruida y no había rastro de Neville en la sala.

- Danielle! - grito una voz a sus espaldas.

Eran Harry, Herms y Ron listos para escapar y emprender el viaje en busca de las reliquias, se les acercó corriendo, puesto que ellos la estaban esperando. Una mano la sostuvo del brazo parando su marcha.

Era Neville, que con los ojos cristalinos la miro con confusión.

- Que haces? - le preguntó con un tono totalmente desilusionado.

La rubia plantó un rápido besó en los labios de su chico y generó con su varita un escudó entre los dos.

- Lo siento Neville... - se disculpó la chica.

CRUCIO; Neville L. (EN EDICION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora