Entrometida

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Camine en dirección a mi casa y ví a ese chico, Jame, caminando delante de mi, en la misma dirección.

Lo pensé un par de veces mientras tenía la vista fija en su espalda, debíamos vivir realmente cerca para ir por el mismo camino durante más de diez minutos. Miró hacia atrás y nuestras miradas se encontraron. Bajé la vista y seguí caminando.

-¿Es tu primer día y ya sigues a un chico de clase?- pregunto con una sonrisa.

-¿Cómo?- pero ¿Este quien se cree? ¿Por qué iba yo a estar siguiéndolo?

-Llevas siguiendome desde que salimos del instituto.- respondió aún con esa sonrisa divertida. Había algo que se me escapaba y que él  comprendía muy bien.

-No te estoy siguiendo. Sólo vuelvo a casa.-me defendí.

-Y... ¿Donde vives? -preguntó James.

-Eso no es asunto tuyo - le dije y pasé por su lado andando más deprisa y  caminando ahora por delante de él.

Durante cinco minutos más miré un par de veces hacia atrás y ahí seguía James con esa sonrisa que yo seguía sin comprender.

Una calle antes de llegar a casa me giré y estaba de frente a él

-¿Ahora eres tu el que me sigue? - dije molesta.

-No te estoy siguiendo- dijo pareciendo de lo más tranquilo. Me estaba estresando solo el hecho de hablar con él.

Lo miré con mala cara y empezó a reírse.

-Bueno, adiós-dije andando más deprisa., si es un eso era posible.

Al llegar a la puerta de mi edificio giré sobre mis talones mirando hacia atrás y lo ví allí de pie, esperando. Busque desesperadamente las llaves pero no lograba encontrarlas.

Entonces James comenzó a acercarse lentamente y cuando estaba muy cerca de mí, metió su mano en el bolsillo derecho de su pantalón y saco unas llaves.

-¿Me permites?- dijo sonriendo.

-S-si...-dije mientras me apartaba.

Introdujo la llave en la cerradura y abrió la puerta.
Me costó unos segundos asimilar lo que acababa de pasar.

-¿Entras?-me preguntó y empezó a reírse cuando vio mi cara de comprensión al entender donde lo había visto antes. James es "el chico de arriba" o así lo llamamos en mi casa.

-Osea...- dije cuando entendí todo.

-Si, soy tu vecino.- dijo sonriendo más que nunca.

Subimos las escaleras juntos ya que vivíamos en el primer y segundo piso.

Estábamos en la puerta de mi casa, y estuvimos hablando cinco minutos mas hasta que detrás de mi la puerta se abrió dejando entrever una parte del pelo de Andrea y su ojo.

-Mamá dice que entres. Ahora.-dijo Andrea con la voz antipática de siempre y se fue pero dejo la puerta abierta esperando a que yo entrara.

-Lo siento tengo que irme- dije despidiendome de James.

-Tranquila yo también tengo que subir ya.- me dio dos besos en las mejillas y me volvió a sonreír, después empezó a subir los escalones de dos en dos.
Acaba de conocerme y ya me habla como si fuéramos amigos, ademas eso de los dos besos...

Entré en casa y ví a mi hermana sentada en el sofá. Me dirigí hacia mi habitación y dejé allí la mochila, fui a la cocina y tomé un vaso de agua.

-¿Donde esta mamá?- le pregunté algo confundida.

-No esta en casa.-contestó mi hermana como si nada.

-Pero...dijiste que...uff Andrea, de verdad no se como te soporto. - dije cuando me di cuenta de que solo quería que dejara de hablar con James. -Eres una envidiosa.

-¿Ah si? ¿Y de que tengo envidia? ¿De tu cara? ¿De tu cuerpo? Te recuerdo que somos gemelas y que no tiene sentido sentir envidia de algo que yo ya tengo. -dijo con una sonrisa dibujada en su rostro.

- No sabes lo fastidiosa que eres algunas veces.- dije

-¿Si? No tienes idea de lo mucho que puedo llegar a fastidiarte hermanita. - dijo y se levantó lentamente, cogió sus llaves y se fue.

No se a donde fue pero volvió unos minutos después. Tenia una sonrisa de autosuficiencia que me puso los pelos de punta. Me miró, se río y se fue a su habitación.

Esto no me daba muy buena espina.

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Uno para Dos (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora