La puerta del comedor se abrió cuando estaban a punto de servir el primer plato.
— Alfonso, hijo —sonrió Felipe—. Ya pensaba que no vendrías.
— Si, me surgió algo a última hora y acabo de solucionarlo —sonrió, mirándola—. Anahí —se inclinó un poco, en forma de saludo.Se sentó frente a ella, que lo miraba, aún en silencio, mientras servían la cena. Felipe sonrió a Alfonso, asintiendo con la cabeza, para después girarse hacia Anahí, absorta en sus pensamientos.
— Espero que te guste el salmón, es la especialidad de María, la cocinera, y mi pescado favorito.
— Mmm... Nunca lo probé, pero seguro que está delicioso, gracias.Se metió un pedazo en la boca, bajo la atenta mirada de Felipe, esperando su aprobación, y la divertida mirada de Alfonso, que no podía dejar de mirar sus labios e imaginarse todo lo que podrían hacer. Anahí masticó con cuidado, saboreando el trozo de salmón, perfectamente condimentado y cocinado y, sonriente, miró a Felipe.
— Está fantástico —se relamió los labios, mientras Alfonso sufría un pequeño espasmo por todo el cuerpo—, tiene un sabor exquisito.
— Bien, bien, le diré el éxito que ha tenido después —sonrió—. Se pondrá muy contenta, cuando se enteró que tenía una hij... invitada, se alegró mucho.No hablaron de temas personales, al menos durante la cena. Cuando los cafés, y el té para Anahí, estuvieron sobre la mesa, Felipe decidió que era hora de empezar a indagar un poco sobre los conocimientos y recuerdos de Anahí.
— Así que fuisteis siempre Amanda y tú, ¿verdad?
— Exactamente.
— Nunca hubo... no sé, ¿alguien acompañando a tu madre? —Anahí negó rotundamente.
— Solo nosotras dos, Felipe.
— Entiendo —se quedó pensativo.
— Nunca conocí a mi padre, mi madre nunca habló de él y yo di por sentado que nunca debía preguntar... —aclaró, al ver cómo Felipe se rascaba la barbilla, como pensando o recordando algo.Anahí miró fijamente a Felipe. A lo mejor, como él había sido amigo de su madre, sabía algo sobre su padre y se lo iba a contar, por eso tantas preguntas. Estaba tentada a preguntarle directamente, pero a lo mejor sonaba muy interesada y, dado que no llevaba ni medio día ahí, le parecía de mala educación.
— ¿Seguro no quieres quedarte a conversar, Anahí?
— No, gracias. Creo que necesito descansar un poco, demasiados cambios por el momento —sonrió levemente, despidiéndose de ambos con la cabeza.Subió las escaleras despacio, intentado recordar si su habitación estaba a la derecha o a la izquierda.
Alfonso se sirvió una copa mientras Felipe caminaba hacia el sofá del despacho, pensativo. Amanda tenía razón, una vez que conoces a Anahí la quieres, sin importar nada más.
— No sé que pensar, Alfonso —suspiró por tercera vez—. Siento que ya está en mi corazón...
— Te entiendo —susurró con la copa cerca de la boca, intentando que no se le escuchase mucho.
— Como al final sea todo una trampa me va a romper el corazón, de verdad. Como lo hizo su madre aquel día...Felipe se quedó callado unos segundos, recordando cuando reía y disfrutaba del tiempo con Amanda a su lado, besándose, abrazándose... Suspiró y miró a Alfonso.
— Mañana empezaré a buscar información, vigílala.
— ¿Yo?
— Eres en el único en el que confío, y sé que la cuidarás. Piensa que es tu hermana.Dios no, pensó Alfonso. No quería que Anahí fuese su hermana, quería que fuese otra cosa pero, si se lo decía a Felipe, no le dejaría acercarse a ella nunca, y menos si era una farsante. Tenía que tener cuidado.
— Lo poco que me contó a mi, antes de saber quién era, se parece bastante a lo que ha contado en la cena.
— ¿Sobre qué?
— Su padre, o sea tú, quiero decir... Su padre. Lo que sabe.
— ¿Y si le cuenta a todos lo mismo? O lo mismo si sabía quién eras desde el principio y solo ha estado jugando... Necesito respuestas Alfonso, no más incógnitas.
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Hija oculta
FanfictionTodo cambia por una carta... «Siento que debí escribir esta carta hace muchos años, pero, no sé si por miedo, vergüenza, furia o deseos de una absurda venganza que dejé atrás hace muchos, muchos años, no lo hice. Quiero que sepas que no te guardo n...