✺Capítulo 22

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-Capítulo diez, La cuadrilla de la langosta

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-Capítulo diez, La cuadrilla de la langosta. La Símil Tortuga suspiró profundamente y se cubrió los ojos con una de las aletas. Miró a Alicia y trató de hablar, pero durante un buen rato la ahogaron los sollozos.
-Ni que se hubiese atragantado con una espina -dijo el Grifo, y se puso a sacudirla y a golpearle la espalda.
Por fin la Símil Tortuga recuperó la voz y siguió diciendo mientras las lágrimas le corrían por las mejillas:
-Tal vez usted no haya vivido mucho tiempo en el fondo del mar... (-Tiene razón- dijo Alicia).
-... y tal vez ni siquiera le hayan presentado jamás a una langosta... (-Alicia empezó a decir:
-Una vez probé...
Pero se controló rápidamente y dijo:) -No, nunca.
-... de modo que es posible que no tenga ni la menor idea de lo deliciosa que es la Cuadrilla de la Langosta.
-Claro que no -dijo Alicia-. ¿Qué clase de baile es ese?

-¿Baile? Creí que hablaba de comida...-Su estómago rugió-. Remus, tengo hambre-Hizo puchero.

-Ay Sirius, siempre tienes hambre-Sonrió Remus. Sirius lo miró con ojos suplicantes-. Bien, vamos a las cocinas por comida.

-¡Si! -Saltó de la cama contento Black.

Luego de una pequeña pausa en la cual buscaron galletas, Remus continuó:

--Bueno -dijo el Grifo-, primero hay que alinearse en la costa...
-¡En doble fila! -gritó la Símil Tortuga-. Focas, tortugas, salmones y demás; después, cuando ya se sacaron las medusas del camino... -Eso lleva su tiempo -lo interrumpió el Grifo.
-Hay que avanzar dos pasos.
-¡Cada uno con una langosta como pareja! -gritó el Grifo.
-Claro -dijo la Símil Tortuga-. ¡Avanzar dos pasos, formar parejas...
-... cambiar langostas y retirarse en el mismo orden! -completó el Grifo.
-Después, ya se sabe -retomó la Símil Tortuga- tirar...
-... las langostas! -gritó el Grifo pegando un brinco en el aire.
-... al mar, lo más lejos posible...
-¡A nadar tras ellas! -chilló el Grifo.
-¡Dar una voltereta en el mar! -gritó la Símil Tortuga con cabriolas enloquecidas.
-¡Cambiar de langostas otra vez! -aulló el Grifo desgañitando la voz.
-Vuelta a tierra y... fin de la primera figura -dijo la Símil Tortuga bajando de golpe la voz.

-Qué complicado-Murmuró Sirius con una galleta en la boca.

-Y las dos criaturas, que habían estado saltando como locas todo el tiempo, se volvieron a sentar muy tristes y quietas y la miraron a Alicia.
-Debe de ser un baile muy lindo -dijo Alicia tímidamente.
-¿Te gustaría una pequeña demostración?
-Claro que sí -dijo Alicia.
-Vamos -le dijo la Símil Tortuga al Grifo-. ¡A ver si nos sale la primera figura! Se puede hacer sin langostas ¿no? ¿Quién canta?
-Canta tú -dijo el Grifo-. Yo me olvidé la letra.
De modo que comenzaron a danzar solemnemente dando vueltas y vueltas alrededor de
Alicia, pisándole la punta de los pies de tanto en tanto cuando pasaban demasiado cerca, y agitando las manos para marcar el tiempo mientras la Símil Tortuga cantaba muy lenta y tristemente:


La merluza le decía: -Apúrate- a un caracol.
El delfín ya está aquí cerca y la cola me pisó. Las tortugas, las langostas ya empezaron a avanzar,
nos esperan en la costa, ven y vamos a bailar.
A que sí, a que no, a que sí, a que no.
Ven y vamos a bailar
A que sí, a que no, a que sí, a que no.
Ven y vamos a bailar.

No puedes imaginarte lo que vas a disfrutar Cuando nos arrojen lejos con las langostas al mar.
-Es muy lejos -dijo el otro, con ojos de recular.
Agradeció a la merluza, prefería no bailar.
No quería, no podía, no quería, no podía.
Prefería no bailar.
No quería, no podía, no quería, no podía.
Prefería no bailar

-Y qué importa ir tan lejos -insistió otra vez el pez-
más allá hay otra costa, es muy cierto, vas a ver. Si te alejas de Inglaterra más cerca de Francia estás,
no tiembles, caracolito, ven y vamos a bailar.
A que sí, a que no, a que sí, a que no.
Ven y vamos a bailar.
A que sí, a que no, a que sí, a que no.
Ven y vamos a bailar.
-Gracias, es un baile muy lindo de ver -dijo Alicia, contenta de que por fin hubiese terminado-. ¡Y cómo me gustó esa extraña canción acerca de la merluza!
-¡Oh, hablando de merluzas! -dijo la Símil Tortuga-. Supongo que habrás visto alguna. -Sí -dijo Alicia-, vi muchas en la mes... -y se interrumpió de golpe.
-No tengo idea de dónde queda Lamés -dijo la Símil Tortuga- pero si viste tantas supongo que sabrás cómo son.
-Creo que sí -respondió Alicia pensativa-. Tienen la cola en la boca... y están cubiertas de miguitas de pan.
-Te equivocas con respecto a las miguitas -dijo la Símil Tortuga-, las miguitas se les saldrían en el mar. En cambio sí es verdad que tienen la cola en la boca y eso es porque... Al llegar aquí la Símil Tortuga bostezó y cerró los ojos.
-Cuéntale ese asunto -le dijo al Grifo.
-Lo que pasó -dijo el Grifo- fue que resulta que fueron nomás a bailar con las langostas, y resulta que las tiraron al mar, y resulta que cayeron lejos, y resulta que se metieron enseguida la cola en la boca. Y no la pudieron volver a sacar. Eso es todo.
-Gracias -dijo Alicia-, es muy interesante. Nunca antes me había enterado de tantas cosas acerca de las merluzas.
-Puedo contarte más si te interesa -dijo el Grifo-. ¿A que no sabes por qué son blancas las merluzas?

The Shinning Moon [Wolfstar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora