Mute || Chrisdiel

↣55↢

— Chris, ¿Tienes todo?

Ese día se irían rumbo al campamento que tanto había insistido Zabdiel hasta que convenció a ambos, con algo de ayuda de sus dos amigos y el mismo director de su escuela, quien con  su carisma había logrado que la mujer aceptara dejar a su hijo (lo que resultó ser la parte más difícil).

Christopher sólo asintió, ya cansado de responder esa pregunta por al menos quinta vez.

— ¡Chris! — habló Zabdiel, haciendo que los dos lo miraran — Te olvidas de algo.

— ¡Te lo dije niño! ¿Qué harías si Zabdiel no se acordara de-?

— No me diste mi besito de buenos días —Zabdiel hizo un mohín.

La señora Vélez comenzó a reír a carcajadas y Christopher se puso rojo, frunció el ceño con ganas, su madre no tenía que saber (o ver) los besitos matutinos de ambos.

Viendo que Christopher no tenía intención de responder a sus demandas, Zabdiel lo atacó con cosquillas, y por más que el mudo lo golpeó para que se alejara, el rubio no le hizo caso.

Luego de un rato se detuvo.

— ¿Ahora me darás mi besito?

Christopher lo miró completamente enojado, levantándose del sillón, comenzó a caminar hacia su cuarto.

Zabdiel se apresuró en ir hacia él, atrapando su cintura en un abrazo cuando apenas había llegado al primer escalón, rumbo hacia el primer piso.

— Bien Chriiiis, lo siento — el chico mudo no dio señales de tener intenciones de siquiera verlo — No te gustan las cosquillas.

Christopher negó, afirmando lo que había dicho su novio.

— No te haré cosquillas de nuevo, ¿Me perdonas? — por más que no lo pudo ver, sabia que Zabdiel hizo un puchero.

Christopher se volteó para mirarlo con algo de diversión en sus ojos, Zabdiel no separó el abrazo.

El escalón hacia qué tuviera que ver hacia abajo, por primera vez. Christopher se sintió más alto.

Con una sonrisa, el mudo se inclinó hacia el para besarlo, con lentitud, movimientos suaves y llenos de amor.

Las pequeñas manos de Christopher fueron hacia las mejillas de Zabdiel, acariciandolas, provocando una sonrisa en el rubio.

Una repentina luz los hizo separarse, cortando (arruinando) todo su beso.

— ¡Mierda!— la señora Vélez insulto sin querer — Tenía activado el flash.