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En el cumpleaños de Zabdiel, incluso la mayoría de sus familiares de Stamford habían aparecido en su casa, donde apretaron sus mejillas y dejaron besos marcados con pinta labios por todo su rostro.

La sala y el comedor de su casa comenzó a llenarse más y más de gente, de regalos y bandejas de comida que su madre, junto con la señora Vélez, se encargaban de preparar en la cocina y ofrecer a todos.

Zabdiel notó a Christopher incómodo con cada persona que entraba, más gente nueva y que no conocía, vió como su novio se encogía un poco más conforme toda la presencia y las voces, que sonaban cada vez más fuerte para que se pudieran escuchar.

Erick y Joel se quedaron todo el tiempo junto al chico mudo, Zabdiel no podía pasar mucho rato con él por ir a pasar tiempo con su familia, que no veía desde hacía tiempo y habían viajado desde tan lejos por él.

Al momento en que las luces se apagaron, los invitados comenzaron a aplaudir y a cantar el feliz cumpleaños para Zabdiel, Christopher sólo podía cerrar los ojos con fuerza y tratar de controlar sus temblores.

No entendía bien qué le pasaba, pero toda esa gente lo abrumaba, no le gustaban las multitudes y tampoco que le robaran tanto tiempo con Zabdiel.

El mudo no escuchó cuando Joel preguntó si estaba bien, y tampoco cuando Erick anunció que iría a buscar a Zabdiel, sólo sintió cuando este se inclinó hacia él, mirándolo con preocupación, y Christopher sólo pudo abrazarse a sus cuello como un koala.

Zabdiel decidió ir hacia afuera, invitó a Erick y a Joel para ir con ellos, pero avanzar con la silla de ruedas entre las personas era complicado y prefirieron quedarse.

Así que terminaron ellos dos, con Zabdiel sentado sobre el césped del patio y Christopher sentado sobre sus piernas, quien no dejaba de abrazarlo, escondiendo su rostro en su cuello.

- ¿Te da ansiedad tanta gente? - preguntó Zabdiel, Christopher asintió.

El cumpleañero dejó caricias en su espalda y besó su cabeza, hasta que el mudo se sintió mejor y se apartó un poco para míralo, y sonreír ligeramente.

Por su cuenta, Christopher se acercó a Zabdiel para dejar un lento y cariñoso beso en sus labios, haciendo ruborizar a ambos al separarse, Zabdiel sólo pudo sonreír.

Christopher movió sus manos, en signos que Zabdiel le había pedido a la señora Vélez que le enseñara, sabiendo que su novio los haría en algún momento.

"Feliz cumpleaños".

Zabdiel tardó un momento en responder, alzando su mano con inseguridad.

"Gracias" dijo, con el gesto lento por la duda.

Christopher sonrió y asintió, haciendo entender que lo había hecho bien.

Continuaron en silencio un largo rato, Christopher no tenía su cuaderno y Zabdiel, por más que estaba aprendiendo las señas, no sabía las suficientes para establecer una conversación.

Así que sólo se encargaron de disfrutar el silencio y del otro, sin darse cuenta de la mirada de la madre de Zabdiel desde la cocina.

Mute || ChrisdielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora