Capítulo 1: Las Primeras Dos Veces

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Querido diario: 

Quisiera hablarte del último, de N.  

N es la última persona que realmente me importó de manera amorosa y carnal. A la que le permití en una sola noche conocer muchas cosas de mí porque me sentí tan cómoda que no podría echarle la culpa a alcohol. Puedo decir que hice el kamasutra de las posiciones que hacemos al conversar con una persona como él, quien se abrió por completo a mí o eso pienso yo. Creo que conquistó mi cerebro y, por ende, mi corazón sin ni siquiera tocarme un pelo en nuestra primera noche juntos. 

Desde ese día quise a N y no lo sabía, solo me lo imaginaba mientras me masturbaba, de cómo me podría besar, cómo me podría tocar, cómo serían sus gemidos mezclados con los míos y cómo podría acabar estando con él. 

Todo eso pasó. Pasó como Halley: fuerte, mágico, deseoso y veloz; solo duró poco con miles de acontecimientos en pocos días. 

Pero ya llegaremos a N, quisiera volver al origen como las películas de superhéroes que siempre te deben explicar el porqué son así o el porqué pasan todas esas cosas que se suponen que ya tienen sentido pero igual necesitan explicación. 

Empecemos por las 2 primeras veces: la primera vez que sentí amor por alguien y la primera vez que tuve sexo con alguien. 

--- Capítulo 1: JC ---

JC fue el primero quien me puso nerviosa, tonta, boba y toda sudorosa cuando me pasaba cerca y yo solo tenía 12 años. Fue el primer día de la secundaria cuando lo vi, su pelo era negro azabache y tenia barba - antes los de secundaria se veían más mayores de lo que realmente eran- con una actitud fresca y desenfrenada de los metaleros que se bañan - no me odien- y de camisa beige porque estaba en su último año con 16 años. Sí, siempre me han gustado mayores que yo. 

Muchos meses y estupideces pasaron para que él me hablara, se hiciera mi amigo y al final me pidiera mi número de celular y poder gastar mi plan de mensajes de texto solo con él. Un día, después de tanto tiempo y de que yo le metiera ideas de que la novia que tenía no valía la pena, me tomó la mano cuando estábamos sentados sobre el capó de un carro frente al colegio y me dijo "Tu si vales la pena, chamita. Por eso me gustas". ¡Casi me desmayo! ¡Le gusté al que me gusta! 

Antes de que por fin se diera el plan con él, ya había dado mi primer beso en un callejón con un chico 1 o 2 años mayor que yo, ya me había besado con otros chicos compañeros de salón de JC jugando a las apuestas en un parque que quedaba detrás del colegio. Ya habían llamado a mi papá a dirección porque me descubrieron y ya mi papá me había hablado del sexo y de las hormonas; su consejo anticonceptivo siempre fue "¡Cuidado con una vaina!". 

Ya había experimentado los besos con otros para poder practicar y reconocer qué iba a sentir cuando besara a JC. Una noche, en nuestra charla por mensajes, leo el mensaje que me dice "¿Quieres ser mi novia?"; el corazón me dio un brinco, todo lo que tiene el estomago se desapareció porque sentí un vacío y cuando estoy muy emocionada o nerviosa me echo a reír de manera desenfrenada y trato de recuperar la respiración porque se me olvida respirar. 

No le contesté en ese momento. Al día siguiente, lo vi cuando salimos de clases, hablamos de cualquier cosa y cuando ya nos vamos a despedir me toma la mano y me dice "No me contestaste anoche" y yo solo me permití mover la cabeza con un sí y sonreír y ¡BUM! me dio un beso en la boca casto y seco y se fue. 

Fuimos novios por muy poco tiempo, fui criticada y burlada por ser una chama de ya cumplidos los 13 años con un chamo de unos recién 17 años. Dentro de mi burbuja todo estaba bien, pero no nos habíamos besado de verdad, con lengua y pasión como en las novelas de los 90 y 2000, aunque eso no me importaba mucho; sin embargo, mi primera masturbada (cuando descubrí que podía darme placer) me lo imaginé a él, esperando el momento de que al menos me besara porque para ese entonces le tenia miedo a tener relaciones sexuales. Lo sé, era muy pronto y joven para saber sobre la masturbación y ¡no lo sabía! Simplemente me rocé con la panty y me gustó, luego usé mis dedos sobre la ropa y hasta ahí; me sentí bien, rara, avergonzada porque me imaginaba besos y era mucho lo que estaba sintiendo y tenía miedo de todo. ¡Era mucho lo que estaba sintiendo por JC! Llegar hasta tocarme de esa forma me hacía sentir mal pero lo deseaba. Lo deseaba a él.

¡Dios! No sé cómo sentirme ahora con ese recuerdo... 

Él nunca se me insinuó de manera obligatoria de que quería tener sexo conmigo pero tampoco mostró mucho interés. O sea, no hubo ni siquiera lengua en nuestros besos - todo mal, ¿por qué no pensaba que eso era importante? ¡Ay! La adolescencia y su inocencia-.  

En la semana de aniversario del colegio realizaban actividades recreacionales y deportivas; esa semana todos me trataban raro, como con lástima y otros me trataban mal con una energía super mala. Ese bendito mal presentimiento que siempre ha existido en mi vida de que si algo puede estar mal, va a estar mal.

Mientras JC jugaba un partido de fútbol y yo lo veía sola mientras todos estaban en su grupo, uno de sus mejores amigos se me sienta al lado y empieza hablar conmigo de cualquier cosa hasta que me dice: 

-"¿Y qué tal con JC?"

- "Bien"

-"¿Solo bien?"

Río y respondo: -"Si, bien"

- "Sabes que estaba practicando con mi batería una canción de Caramelos de Cianuro" 

- "¿Ah, sí? ¿Cuál?"- Me muestro interesada.

Con sus manos empieza el ritmo de la canción, se me acerca a mí y empieza a cantarme en el oído "La terraza". Esa canción quedó marcada para siempre en mi memoria porque él me la cantó tan cerca, como un susurro y mirándome de una manera distinta, ni JC  me miró así jamás. Empecé a voltear a todos lados a ver si alguien nos estaba viendo y luego vi hacía JC, ni caso. 

Días antes, JC y sus amigos se habían reunido un fin de semana y desde entonces él se puso más raro conmigo pero yo luchaba con no decirle nada, tenía temor de que me dejara por intensa, me volví sumisa y también era una niña; inocentemente, creía que todo iba a mejorar si al menos dejara el miedo por el sexo y pasara pero tampoco teníamos dónde - y él tampoco tenía interés de besarme bien. ¡Qué bolas lo de los besos! - . Además, era tener un estatus alto si tenias novio y más si era del último año, ¡no podía perder eso! Todos esos pensamientos con solo 13 años, ¡Santo! Quería madurar como fuere, ¿no?

La cosa fue que en el último día del aniversario del colegio, ya todos nos estábamos yendo muy eufóricos y no encontraba a JC  por ningún lado, hasta que lo vi muy adelante con sus amigos y lo llamo para preguntarle si ya se iba. Él voltea la cabeza para ver quién lo llama y cuando ve que soy yo hace un gesto de cuando alguien olvida algo; corre hacía a mi y echa su pelo negro azabache hacía atrás y me dice delante de todos: "Hecmar, creo que tenemos dejarlo así. Disculpa". 

Me quedé fría, me zumbaron los oídos y dejé de respirar por unos segundos porque toda la oración tenía un solo significado y en cristiano era: "Terminamos".

Cuando una amiga me toma por el codo y me dice "Ven, camina que todos te están viendo. Toma, ponte estos lentes para que no te vean. Estas llorando...camina". No había caído en cuenta pero los que estaban a mi alrededor se estaba riendo y otros me decían "¡Uy! lo siento, chamita"

Fue la primera vez que me rompieron el corazón y lloré por el dolor en el pecho, por el ego, por el "no"  por el "se acabó", por mi estatus perdido en el colegio, lloré por él. Yo quise a JC de verdad, cada vez que lo veía mi corazón saltaba, aún siendo novios me ponía nerviosa, me hacía sonreír su cabello y su manera desenfrenada de opinar sobre algo, me gustaba sus manos, sus brazos, como olía, cuando me prestaba su suéter, cuando agarraba mi cabello, cuando me mandaba mensajes, incluso poemas, me lo imaginé muchas veces que dormía junto a mi y me abrazaba. Nunca me importó ni había caído en cuenta que me llevaba 4 años, me imaginé un bonita relación. 

Por años, después de lo que pasó, pensaba en él todos los días. Todos...Todos los días por 4 años hasta que nos volvimos a encontrar mucho después y tuvimos nuestro primer encuentro sexual, aunque ya había practicado varías veces con otros así como con los besos antes de volverlo a ver.

JC no fue mi primera vez sexual pero sí fue la primera persona quien me importó en todos los sentidos, el que me costó olvidar durante toda mi adolescencia. 

Como N, que me costó superar todo lo que pasó esos días y que por fin empecé a olvidar algunos detalles.

Bueno, aquí termina el Capítulo 1, diario. 

¡Ah! ¿Lo de la primera vez en el sexo? 

Eso va en el Capítulo 2, es muy explícito y aquí tengo 13 años. ¡Suficiente con lo de la masturbada! 

Las 2 primeras veces continuará en el Capítulo 2.

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