Capítulo 15: La soledad, malas costumbres y malas decisiones

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Nunca es suficiente entrar y salir del foso.

Lo importante es saber contar la historia del cómo saliste de él tantas veces y lo superaste...

...Superándolo al viajar o al escribir un blog de ello.

-- Capítulo 15: N --

Querido diario:

Aparentemente sé cómo aguantar los golpes y mostrar que no me duelen pero nada es real. Incluso desde que tengo memoria aprendí a superar rápido los dolores sentimentales, cuando tu familia te aparta del amor fraterno es más fácil asumir todo lo que te pasa y seguir adelante... Pero eso es otra historia.

Después de lo de C fue difícil para mi entender muchas cosas y, tal vez, si es mi responsabilidad todo lo que había pasado hasta el momento. Me emboté tanto de trabajo, de proyectos y de la idea de salir del país. Me sentía vacía, todos mis amigos se habían casado, empezado una vida diferente, se habían ido del país, comenzado proyectos y yo me sentía estancada. Me deprimí demasiado, no sabía adónde ir hasta que me aislé totalmente; me fui al pueblo donde habían nacido mis papás y duré meses allí... No buscaba nada, solo me quería apartar y ver qué pasaba.

Hasta que tomé la decisión de regresar a la Capital porque no me era suficiente estar en otro estado, sino que me quería apartar y empezar de nuevo. No es fácil salir de Venezuela si no tienes la ayuda suficiente, debes vender muchas cosas, desprenderte de materiales que sentimentalmente significan mucho para ti, también desprenderte de órganos por un poco de dinero y reunir lo suficiente para un pasaje. Al órgano me refiero es a mi cabello, $200 por esta cabellera.

Doné la mitad y la otra se desprendió de mí como si me liberara de todo el dolor y de todos mis pecados, ahí fue cuando me quedé totalmente calva y limpia. Era mi momento de empezar de cero y con ello un pasaje a otro país. No fue fácil decirle adiós a todo lo que me dio vida en el pasado pero me sentía tranquila. Siete días cruzando fronteras por diferentes países, dormir encima de tus maletas, comer cualquier tipo de comida, disfrutar del paisaje y de las nuevas amistades fue como un aire fresco para mí. Me sentía tan bien.

Llegar a tu destino - y no hablo del viaje en sí - es algo que jamás vas a saber cómo describir lo que se siente o se piensa pero sí estaba tranquila y preparada. Claro, se lidia con muchas cosas pero eso también es otra historia.

A N lo conocí en mi nuevo trabajo después de 3 o 4 meses de haber llegado. Yo había ido a esa oficina anteriormente y conocí a todos, excepto a él porque no estaba en ese momento. Cuando por fin ya entro a trabajar de lleno, yo estaba muy enfocada en hacerlo bien, por supuesto estaba nerviosa - como todos cuando empezamos en un sitio nuevo - y voy directo a mi nuevo puesto, a él lo vi de espalda y lo que pensé fue que era el que me faltaba por conocer. A los minutos, uno del equipo hace los honores y estrecho su mano, no recuerdo que tipo de comentario sarcástico dijo sobre mi nombre pero no le tomé importancia, estoy acostumbrada. Es alto, blanco, brazos largos y varoniles, tenía un jean que se le notaba sus piernas, ningún tatuaje a la vista y acento peculiar. ¡Ay, Dios!

Después de un par de semanas y concentrada en no cagarla en las miles responsabilidades, me doy cuenta que el clima laboral de un viernes se parecía mucho a lo que ya había visto. Hubo cervezas y unos mini descansos para relajar el ambiente y entrarle a buen fin de semana, mientras yo trataba de asimilar que me esperaba un tráfico terrible para regresar a mi casa y cuando tuve este pensamiento recuesto mi espalda a la silla y miro hacía el grupo donde estaba N, todos ellos tenían una cerveza en la mano.

- ¿Ya terminaste? - N interrumpe mis pensamientos de tirar la toalla.
- No, todavía me falta 1 hora. - Le respondo irritada.
- Si no terminas no puedes sentarte aquí - Me dice con media sonrisa, yo le devuelvo el gesto con odiosidad.
- ¿Quieres una? - Me hace un gesto con la cerveza.
- Sí, claro.

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