Capítulo 7 [Edición Especial]: Caracas, hacia el mundo BDSM de las maravillas

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Querido diario:

Esta es la segunda y última parte de mi experiencia en el BDSM con solo 20 años, aproximadamente.

Es un estilo de vida que respeto y me parece fascinante pero no lo practico, creo que se necesita muchísima valentía para entrar a ese mundo pero sobre todo fortaleza espiritual y psicológica. Hasta el momento puedo disfrutar una que otra noche pero adaptarla a mi estilo de vida... mmm... es complejo.

De antemano, pido disculpas por los detalles...

Nah... este es mi diario.

Eso sí les digo: Después de esta experiencia supe qué es lo que quería en la cama porque el sexo es placer tanto para la otra persona como para ti mismo. Así que, ¡a explorar!





-- Capítulo 7: El Amo ---



Han pasado muchos días... incluso semanas.

Se me han borrados los moretones y mordiscos que me dejó esa noche lluviosa, si no mal recuerdo.

Iba caminando hacia un centro comercial para encontrarme con unos amigos, me paré en una esquina y vi hacia arriba, me llamó la atención un letrero de un hotel y me percaté del símbolo que tenia al lado de su logo. ¡Era el trisquel! (Símbolo del BDSM) No pude evitar recordar y sonreír.

El trisquel o emblema del BDSM es un circulo divido en tres y no en dos partes. Tres triángulos curvos, ondulados y de borde metálico que, a su vez están taladrados por un agujero que deja entrever el fondo. El círculo significa la unión de una comunidad entre sí. Las tres divisiones representan a las versiones de este estilo de vida: Atadura y Disciplina, Dominación y Sumisión y Sadismo y Masoquismo. A lo que en opinión reduje a AMOS Y AMAS, Sumisas y Sumisos y Switches.

Aquella noche yo decidí provocar aquel Amo que llamó mi atención desde la primera conversación que tuvimos. Estaba muy entonada gracias a los 4 Bloody Mary que me había tomado por lo nervios que me provocaba aquel hombre y no solo a mí sino a los mesoneros que nos atendieron durante las 3 horas en el restaurante. Él había llevado algunos de sus juguetes que me quería mostrar y a las cuales les iba a tomar fotos para el reportaje que le había comentado que estaba haciendo.

Hizo chistes sobre todos y sobre las situaciones - digo chistes pero yo creo que eran muy en serio- las personas en las mesas continuas nos miraban con curiosidad y yo estaba medio incómoda, por eso el Bloody Mary. Yo miraba constantemente el reloj porque se me hacía tarde para ir a casa, tuve que escribirle a mi mejor amiga para que me esperara en su casa porque me quedaba más cerca; él se dio cuenta y me preguntó que si mejor nos íbamos.

En plena lluvia nocturna fuimos hasta el estacionamiento, subimos al carro y él como de forma natural me pregunta que si mejor nos íbamos a un lugar solos. Yo viendo a través del parabrisas ladeé la cabeza pensando si era una buena idea, pero ¡qué tanto! Estaba medio ebria. Lo quería, no podía negarme.

Acepté e inmediatamente le escribí a mi amiga:

"No me esperes pero si mamá te escribe estoy contigo"

Él seguía hablándome de cualquier cosa que no recuerdo porque estaba muy ebria y porque mi cabeza empezó a divagar todas las cosas que me iba hacer este hombre. ¿Y si me viola y me mata?

Creo que leyó mi mente porque me dijo:

- Y bueno... por aquí estoy seguro que no te van a encontrar, es puro monte - dijo muy serio mientras tomaba una curva hacía una calle oscura.

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