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Moonlight

(Sly/Pepe)


El romanticismo de su amigo no es un secreto para él, de hecho no era un secreto para nadie.

Estaba consciente de que era capaz de hacer actos considerados lunáticos con tal de conquistar a la persona en la cual estuviese interesado, y siendo tan enamoradizo como resultaba ser, esa persona "especial" terminaba por no ser tan única en verdad, sino que fácilmente reemplazable.

Necesitaría de todos sus dedos de manos y pies, e inclusive más, para contar el número de personas que ha visto ser perseguidas por aquel extranjero de orígenes franceses que catalogaba como amigo.

Sus métodos de conquista no eran precisamente los más sanos, ni mucho menos considerados los más comunes, pues nadie te lleva más de una centena de globos de regalo a tu casa con el propósito de conseguir una cita, ni nadie te dice que eres el amor de su vida y que desea viajar por el mundo contigo justo al segundo de conocerte. Pero a pesar de lo ortodoxo de su personalidad, tenía que reconocer que toda aquella pantomima romántica realmente funcionaba, pues no ha conocido a nadie que tenga tanta suerte con chicas como el francés.

Podía conseguir citas en solo dos segundos, enamorar a una persona en una semana y robar miradas de hombres y mujeres con tan solo caminar frente a ellos.

Sin embargo él jamás creyó que algún acto tan ridículamente romántico fuese a ser dirigido hacia él alguna vez, pues su amistad se remontaba a épocas en las que ambos eran demasiado jóvenes para tan siquiera tomar una decisión por si solos... y aun así... se encontraban ahí en una escena que parecía haber sido sacada de la película romántica más cursi existente.

La luz de la luna lanzaba su brillo justamente detrás de la figura del francés, iluminándolo como si fuera una especie de aura celestial con el propósito de resaltar aquella apariencia física tan poco común.

Aquella sonrisa de siempre agregaba la cereza al pastel, complementando la sugerencia que soltaron aquellos labios.

-'¿Qué le parece, Petit Chaton?'- cuestionó probablemente ante su falta de respuesta.

Abrió la boca decidido a apartar la mirada de esa iluminación que seguía haciendo resplandecer la piel porcelana de su rostro y brazos, y optó por ver hacia su costado buscando la respuesta a la pregunta entre la oscuridad del exterior.

Sentía los dedos delgados y fríos sostener sus manos con una delicadeza que siempre vio de lejos siendo dirigida a otros, pero que ahora le era dedicada a él ofreciéndole la oportunidad de sentir la temperatura de su cuerpo y lo terso de su tacto, y no pudo hacer nada más que reír nervioso, tomándose ese tiempo para aclarar su garganta.

-'Déjate de bromas'- consiguió decir ignorando el grito de su inconsciente que le decía que estaba minimizando la importancia de palabras que ha esperando desde varios años atrás.

-'Esta bien Mon ami, solo téngalo en cuenta'- su sonrisa se amplió, provocando que esos bellos ojos miel se cerraran por unos segundos.

Un beso cayó sobre su mejilla y sin decir más el porcelana volvió a la fiesta que se desataba dentro de la casa detrás de él.

Escuchando sus pasos alejarse hasta el punto en que no podía oírlos más, Sylvester se llevó una mano al pecho pues podía escuchar su corazón romper y agitarse como loco.

Conociendo al francés tan bien como lo hacía, estaba por lo menos un setenta por ciento seguro de que lo sabía... ese lunático enamoradizo de nombre ridículo, sabia bastante bien que su sentimiento de amistad por él, llego a un punto en el que un algo más se había estado desarrollando hasta hacerle añorar por su mirada y atención.

100 Prompt OTP Challenge!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora