13.

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El día transcurre en un monótono vaivén de emociones, muchas horas recostado en la cama mirando al techo de la misma, estudiando cada una de las líneas y patrones de la madera, hasta que una vez cerraba los ojos podía visualizar la misma como una viva imagen.

Al llegar la noche, mi estómago gruñe con hambre, obligándome a hacer algo por ello y saciar la misma. Moverme y disponerme de pie toma más de lo usual, debo ordenarle a mi cuerpo que haga hasta los más pequeños movimientos que usualmente son automáticos, hasta que al fin puedo llegar a la cocina.

La comida está en la nevera, y agradezco a mamá haberme preparado un sándwich. Me sirvo un vaso de leche y tomo asiento en el taburete de la barra, mastico en silencio mirando al vacío por varios minutos, alternando con sorbos a la leche hasta que termino de comer sin percatarme demasiado, a excepción por lo saciado que me siento.

Me levanto nuevamente, lavo las cosas que ensucié y me apoyo en el borde del lavaplatos, hundiendo la cabeza entre mis hombros mientras suelto un profundo suspiro. Siento los ojos tan hinchados que realmente apenas puedo abrirlos y me duelen.

Hace mucho dejé de sentir algo. En algún momento del día mis emociones se congelaron luego de haber sentido tanto, y no sé si aquello sea bueno o malo. Pero creo que mis pensamientos lograron tornarse más claros y estables.

Decido tomar una ducha, donde me quedo por varios minutos bajo la lluvia de la regadera sin siquiera moverme, hasta que reacciono lo suficiente para empezar a usar el shampoo y el jabón. Para cuando termino, solo me seco y me visto con lentitud, caminando nuevamente a mi habitación donde vuelvo a recostarme y acomodarme para dormir.

Necesito descansar para reponerme lo suficiente. Y así lo hago. Ni siquiera pude ver la hora cuando ya caigo dormido sin darme cuenta, y para cuando despierto nuevamente, apenas empieza a levantarse el sol.

Aun así ya no tengo más sueño ni cansancio, asumo que dormí lo suficiente para sentirme más ligero en todo aspecto, así que me levanto. Estiro mis músculos y abro las cortinas para dejar que ingresen los primeros rayos del sol, sonriendo levemente ante la suave calidez de los mismos.

Enciendo mi teléfono y de inmediato se llena de notificaciones, mayoritariamente de Hyunwoo, y qué sorpresa, Changkyun.

Elevo las cejas negando con la cabeza, pero respondo a los mensajes preocupados de Hyunwoo de inmediato, y me sorprende recibir una respuesta tan rápida. El aparato comienza a vibrar y sonar, dejando a leer en la pantalla su nombre con una llamada entrante, sonriendo levemente por ello.

– Buenos días –Digo con una evidente sonrisa en mis labios. – ¿Qué haces despierto? ¿Noche de estudio?

Kihyun –Su voz suena cansada, más ronca de lo habitual, y no sé la razón específica, pero aquello me hace sentir una ligera oleada de estremecimientos. – Creí que te había sucedido algo, tú y tú manía de apagar el teléfono, maldita sea.

– Calma –Me aclaro la garganta para sonar más tranquilo y suelto un bostezo sonoro– Estoy bien, no te preocupes, solo tuve una necesidad de dejar de existir un día.

¿Estás bien?

– Estoy mejor.

¿Puedo ir a verte?

Guardo silencio y me aparto el aparato de la oreja para mirar la pantalla con confusión, frunciendo el ceño de paso mientras vuelvo a la conversación soltando un sonoro suspiro. Aquello no es propio de Hyunwoo, y tal vez, mi intuición lo confirma, no está preocupado ni estudiando tanto que no puede dormir, tal vez está pasando por alguna situación similar a la mía.

Bueno, qué más da.

– Sí, por qué no –Me encojo de hombros y le dicto la dirección de mi casa, aunque dudo que encuentre algún transporte, pero eso es cosa suya.

Nos despedimos rápidamente y comienzo a ordenar mi habitación, tiendo la cama y saco los libros de la almohada para dejarlos en el escritorio, sentándome allí para comenzar a repasar algunos apuntes del examen de hoy. Debo recuperar algo el tiempo que invertí dejándome llevar en emociones inútiles en lugar de haberme dedicado a estudiar hasta que ya no diera más mi sistema.

Acabo de salir a prepararme un café cuando la puerta es llamada con tres firmes toques, interrumpiendo el silencio matutino. Frunzo el ceño mientras camino hasta allí y abro la puerta sin siquiera detenerme a darle la bienvenida, solo abro y sigo mi camino a la cocina.

Escucho sus pasos seguirme de cerca y de algún modo me tenso involuntariamente. Mi cuerpo hormiguea y aquello me hace sentir incómodo, por lo que volteo a verle y no pestañeo ni un solo segundo en que mi corazón late desbocado y mis neuronas pelean por llegar a hacer una conexión coherente y crear una explicación.

– Vamos a solucionar esto ahora.

Su voz ronca y baja, autoritaria de cierto modo, pero guardando un tinte de calidez, me hace tomar asiento en el taburete antes de que las rodillas me cedan.

Changkyun.

Wasted [ChangKi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora