14.

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Trago saliva mientras lo miro, sintiendo mi cuerpo temblar y recordar lo que sentí. La humillación, el enfado, la ira, el dolor, todo contenido en los temblores que sacuden a mi cuerpo como si estuviera muriendo de hipotermia. Siento las extremidades tan frías que de pronto solo quiero estar mi cama, o en los brazos de mamá, como cuando me abrazaba luego de haber tenido un raspón en la rodilla que me había hecho llorar.

Respiro de forma temblorosa, y aparto la mirada de su rostro cuando lo veo dar un paso adelante. De un salto me pongo de pie nuevamente y camino a la cocina, comenzando a calentar el agua para hacerme un café. El tazón se tambalea entre mis manos, delatando lo que se ve a simple vista.

¿Qué hace aquí? ¿Cómo supo dónde vivo? ¿Hyunwoo tiene algo que ver en esto? ¿Qué hago?

Me apoyo en el borde de la encimera y suelto un suspiro tembloroso, deslizando una mano por mi rostro para despejarme un poco. Justo cuando creo que me he logrado calmar, llega sin ninguna explicación y se queda ahí mirándome.

Le doy una mirada furtiva por sobre el hombro, y lo fulmino de inmediato cuando nuestras miradas se cruzan.

– No sé qué haces aquí, pero siéntate y espera a que me haga un café o juro que voy a matarte antes de que abras la boca nuevamente –Mascullo apretando las manos hasta que los nudillos se tornan blancos.

Agradezco internamente a que obedezca. Lo único que hace es quitarse la chaqueta de cuero y acomodar los codos sobre la encimera, girando el taburete para mirarme directamente. Vestir de negro, le hace ver sumamente atractivo, el maldito lo sabe, sobre todo cuando está con el cabello mojado todavía por la ducha reciente.

Hasta aquí llega el aroma de su loción de afeitar.

Lo odio. 

Y yo aquí, recién levantado, con los ojos hinchados por su culpa, vistiendo una camiseta rota y unos pantalones de pijama de color gris sin diseño, y para colmo, descalzo.

Me muerdo la lengua para evitar reclamarle lo bien que se ve y que me hace enojar. En su lugar vuelvo a recordar la conversación que escuché, lo suficiente para llenarme de la determinación de pegarle un buen golpe en la boca apenas se intente excusar de aquello.

Agrego dos cucharadas de azúcar a mi café humeante y sonrío completamente divertido por aquella idea. Me regocijo en la misma mientras camino al taburete a su lado y tomo asiento dando un sorbo a mi tazón. Oh sí, qué bien se sentirá golpearle.

Por esa razón me siento a su lado.

– Habla –Ordeno mirándole por sobre el borde de la taza que mantengo cerca de mi rostro para inhalar puramente el aroma del café y no su maldita loción/perfume, lo que sea.

– Quería pedirte disculpas... Por todo –Murmura viéndome fijamente, mordiéndose los labios por la indecisión de sus palabras. El jugueteo de sus manos me deja a ver lo nervioso que está, y a pesar de que segundos antes se veía determinado a algo, ahora su mirada vacila– He reflexionado mucho en todo lo que ha sucedido últimamente. 

– Prosigue –Le doy una mirada fija, casi sin pestañear, buscando en sus ojos o su aspecto, alguna señal que delate que se encuentra en un estado alterado de consciencia, por lo que de pronto mi armadura se debilita un poco. 

Es posible que esté hablando desde la honestidad y la verdad de sus emociones, y esto era un escenario que no tenía para nada previsto. 

 – Sé que nos escuchaste. A Songhee y a mí, hablando el otro día. –Suelta un suspiro y su mirada se vuelve más suave– Sé que lo que dije no tiene arreglo, sé que he estado actuando como un loco, sé que te he hecho daño y sé que estás a punto de lanzarme el café pero por favor no lo hagas, dolerá mucho y tendré que cambiarme y bañarme de nuevo. –Dijo de forma apresurada, atropellándose con las palabras cuando vio que mi tazón se inclinaba peligrosamente contra su cuerpo. Al ver que vuelvo el mismo a una posición estable y doy un sorbo, se relaja y comienza a hablar nuevamente– Si digo que lo siento no creo que sea suficiente... es muy tarde ¿No? –.

Bingo.

Intento mantener mi expresión calmada, sin embargo sé que estoy realizando microexpresiones que me delatan, y aunque quisiera confiarme de que es un tonto y no sabe nada de ello, sé que es muy inteligente a pesar de que ni siquiera asiste a todas las clases. Clases en donde nos enseñan el arte de leer al contrincante, y atacar su punto débil sin piedad. 

¿Volverás a atacar mi punto débil de nuevo, Changkyun? ¿Estás esperando cuándo darme el golpe de gracia final? ¿Es verdad todo esto? 

Lo estudio detenidamente, mis ojos se entrecierran al darle un vistazo a su expresión y a sus ojos. La emoción que transmite me hace sentir nervioso en mi propia casa, quisiera decirle que puede haber una forma de remediar todo lo que me hizo, pero lamentablemente, algo me dice que eso no existe.

Y él lo percibe. 

Wasted [ChangKi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora