Elladan y Elrohir

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Advertencias:

Los personajes que aparecen en esta historia no me pertenecen, todos y cada uno de ellos son propiedad de J.R.R. Tolkien, con algunas excepciones ya que he metido algunos personajes de mi propia invención, sin embargo la historia que a continuación se presenta es total y completamente mía.

Ahora sí, sin más por el momento, disfruten de la historia.

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Bilba y Belladona acompañaron a Lord Elrond hasta sus habitaciones, eran igual a como Bilba las recordaba, Lord Elrond se había convertido en un muy buen amigo de su madre y de ella misma, recordaba pasar todos y cada uno de sus veranos en Rivendel, leyendo hasta el ultimo libro de la enorme Biblioteca de Rivendel, aprendiendo la lengua Elfica de los eruditos y hasta del mismo Elrond, recordaba caminar por la ciudad y maravillarse con la magia que envolví el lugar, jugar con los traviesos Gemelos de Elrond y charlar con su hermosa Hija, se preguntó si ellos estarían aquí, hace mucho que no los veía y los echaba de menos, una cosa más que extrañaba de su vieja vida...

Se encerró en su habitación y comenzó a desvestirse, su blusa se había rasgado, ella misma había hecho lo mejor posible por ocultar la descompostura con su brazo y evitar que su ropa interior se viera, se metió a las duchas y disfruto de un largo y relajante baño, se sentía en la gloria, finalmente podía quitarse el moco de Trol y el sudor de su cuerpo, necesito mucho Jabón perfumado para quitarse el olor a Trol, se froto tanto con la esponja que su piel casi se volvió roja, pero valió la pena el poder volver a respirar con normalidad.

Cuando finalmente salió se vistió con una falda larga marrón, una blusa de manga larga color lavanda con pequeñas flores bordadas aquí y allá y se puso un chaleco café con detalles en los bordes y botones dorados con una bellota gravada en el centro de cada uno y como olvidar su inseparable collar, cepillo su largo cabello, en la comarca siempre lo había llevado recogido, por lo que no se había dado cuenta de que este ya le llegaba hasta por encima de las caderas, pero esa noche en Bree cuando su amiga la vistió, se dio cuenta de lo largo que estaba ahora, lo peino de lado sujetándolo con un listón violeta claro, haciendo que parte de su cabello cayera sobre su hombro izquierdo, se aplicó un poco de rubor en las mejillas con el poco maquillaje que cargaba consigo y delineo sus ojos, sabía que era atrevido y que solo ciertas mujeres podían aplicarse maquillaje sin ser tachadas de indecorosas, pero a Bilba le gustaba aplicárselo de vez en cuando, cuando no iba a fiestas, solo algo ligero, muy poco rubor o polvo y delinear sus ojos tratando de mantener un aspecto natural.

Salió de su habitación dejando sus armas en ella, no las necesitaría aquí, no había lugar más seguro para ella que Rivendel, así que podía pasearse con tranquilidad por sus pasillos, no duro ni diez minutos en el patio cuando la voz más melodiosa que Bilba había escuchado le llamo.

- Man cerig Bilba Bolsón? – (¿Que estás haciendo Bilba Bolsón?).

- Hiril vuin Arwen! - (¡Mi señora Arwen!) Bilba se giró hacia la mujer con una enorme sonrisa cuando reconoció su voz.

- Le suilon seler! – (¡Te doy la Bienvenida hermana!) – Arwen abrazo a Bilba lo más fuerte que pudo pero sin lastimar a la pequeña Hobbit.

- Seler Arwen – (Hermana Arwen) Bilba correspondió el abrazo con una sonrisa adornando sus labios, había extrañado muchísimo a Arwen.

- ¿Cuándo llegaste?

- Esta mañana – le sonrió cuando se alejaron y ambas comenzaron a caminar por los jardines, algo que solían hacer siempre juntas en el pasado.

¿El Enano del que me enamore es un Rey?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora