¿𝑶𝒃𝒔𝒆𝒔𝒊𝒐́𝒏?

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Beth

Abro mis ojos con la sorpresa de que Matt se encuentra a mi lado, dormido, más dormido que nunca y demasiado sereno, pero ¿cómo?

Lo único que recuerdo es que tuvimos una conversación en la que, según mi recuerdo, Matt me comentó que quiere cambiar o más bien transformar su actitud incial conmigo. Aparentemente es de mañana... No puede ser.

Pero si a penas siento como si solo hubiese pasado una media hora después de la conversación anterior, mierda, dormimos desde la tarde de ayer y despertamos hasta hoy.

Exijo una explicación ¿o es que alguien me puso algo en mi bebida? O el sueño me pesaba mucho, después de todo si he dormido no le he hecho súper bien, a veces me despierto de madrugada y pierdo el sueño para no volver a dormir más. 

Prontamente, Matt comienza a moverse a mi lado, él se mantuvo a la orilla de la cama mientras dormimos, por lo visto es como una piedra en la cama, y no jeje, no lo malinterpreten, me refiero a que no se mueve mucho al domir. De hecho, yo no duermo a la orilla de la cama, porque si eso pasa ¡uff! No duraría ni un minuto en el colchón, me caería de la cama al instante en que me duerma. 

—¿Qué pasó? —se voltea a mi lado de la cama, y con cierta confusión cosida en sus orbes me mira.

—Si tú no sabes peor yo —lo miro haciéndome la sorprendida, un poco de sarcasmo mañanero no hace daño.

—¡Ya sé! Recuerdo que ayer conversamos ¿verdad?

—Sí, en efecto.

Qué elegancia la Francia, Dios mío.

—Eso quiere decir que si hay rayos de sol en la habitación y ayer no estaba haciendo sol, más el hecho de que casi hayamos caído en coma con esta dormida que nos dimos... Pues solo puede haber una explicación.

—¿Que nos drogaron? —expulso sarcásticamente.

—No tontita, dormimos desde la tarde de ayer y despertamos hasta hoy. —Matt me brinda la misma respuesta que frabricaron mis neuronas.

—¡Dios mio santo! ¡Qué inteligencia! ¡Qué capacidad! ¡Ni Einstein! Llamen a la NASA, o más bien la NASA quiere subir tu ubicación, Matt —tenía hambre, pero se me quitó gracias a la dosis de sarcasmo que yo misma me estoy recetando.

—Eres bien babosa, te odio, pequeña —Matt me hace saber su indignación con su espléndida cara de poste.

—¿Sabes por qué pudo ser? —mi cara propone su mejor expresión de detective con sed de resolver un misterio.

Scooby Doo y su pandilla se quedaron cortos.

—Ayer que estuvimos hablando, recuerdo que estabas con alergia, luego me pediste que tomara una loratadina de este cajoncito y te la diera. —Matt señala el gabeterito demadera que alberga mi lámpara, medicinas, entre otros. Por si no le he dicho, padezco de rinitis alérgica, por ende, cualquier brisa de aire o mínina pizca de frío me hace daño.

—¡Cierto! —No lo recordaba, para nada.

—Bueno, alguieeen que estoy viendo —Matt me tacha con la mirada— me estornudó después de tomarse la pastilla y me tuve que recetar otra loratadina y es la de dosis más alta, de las que más llegan. Recuerda que esas pastillas dan demasiado sueño, con razón nos fondeamos. —A penas Matt termina de hablar, escuchamos ruidos en la cocina, pasos y como si alguien tocara los platos de vidrio, incluso un plato se cayó.

¡Paren todo! Ay no, de ser Dax, ya estuviera gritando como bitch loca que lo ayuden a recoger los pedazos.

—No vayas a bajar, Beth —Matt se levanta de brinco y por inercia lo sigo, prefieron ir con él que quedarme sola. 

I N E X P L I C A B L E © +18 [Shadows #1]  [Completa] ✔️ / EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora