𝑭𝒓𝒊𝒐 𝒚 𝒂𝒈𝒓𝒂𝒅𝒂𝒃𝒍𝒆

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Un silencio abundante ocurre entre Matt y yo.

Quiero tomar la inciativa y preguntarle no sé... Si tiene hambre, que le gusta comer, o cosas sobre él, pero cuando me atrevo a dirigirle la palabra quedo boca abierta por la mirada asesina que me dedica, quedo atónita.

—Sentirlo no hablar mucho —me dice pesaroso.

—Entiendo, pero ¿y esa mirada? Podrías haberme matado con tus ojos si fuesen balas —le reclamo.

Él solo alza los hombros y luego los vuelve a su lugar original para tratar de decirme "no sé".

Se encuentra sentado a la orilla de mi cama y yo en una silla, ¿irónico no? Yo en mi propia casa en una silla y el completo desconocido sentado en mi cama, increíble.

El aún está con la toalla puesta que rodea si cintura y le roza la mitad de las rodillas. Le coloco el ventilador de suelo, uno pequeñito que hay en mi cuarto para secar parte de su pecho que aún sigue mojado, en lo que enciiendo el ventilador él se levanta de la cama y después de unos segundos noto que su pecho se ha secado por completo por lo que se deja caer la toalla como para que el aire secara por completo lo demás, no me la creo.

—¡Ponte esa toalla Matt! —mis reflejos dan bien, me volteo a tiempo.

—Sentirlo.

Sostengo lo asombrada que permanezco, y apenas logro voltearme para cuando él queda totalmente como vino al mundo.

De algo si estoy muy segura, ese muchacho no tiene vergüenza, tampoco creo que conozca lo que es.

—No pasa nada, solo no te quites la toalla hasta que te vayas a vestir.

Después de unos minutos me vuelvo a voltear y para mi bienestar mental el ya se ha puesto la toalla de nuevo y se encuentra arrecostado en mi cama, ¡vaya comodidad caballero!

Mientras estoy de pie apreciando su rostro noto que estaba pensativo en algo, después de un momento despierta de sus recuerdos o lo que sea que estuviese pasando por su mente y me mira analíticamente, primero mi cabello castaño, seguidamente mis ojos pardos (cambian al color de un objeto en específico que observen) después mis brazos, mi abdomen, mis pantorrillas y por último mis pies.

—¿Qué piensas Matt? —le pregunto ansiosa de su respuesta, pero no hay respuesta tal vez ni sabe qué es pensar.

—Lindo —señala mi abdomen.

No sabrá hablar bien, pero al menos sí sabe como alagarme.

Me sonríe cosa que no había hecho desde que lo ví por primera vez y luego voltea a su derecha, se sienta en la cama para ver todo lo que le rodea al parecer quiere explorar un poco todo aquello presente en mi habitación con más detalle.

Luego de ver todo con detenimiento a su alrededor, menos a mí, se endereza y enciende la lámpara que está encima de una pequeña mesita que se encuentra a la derecha de mi cama, empieza a mover su mano haciendo sombras con ellas, una como en forma de mariposa, otra en forma de conejo, o sea lo típico.

—Luz —señala el resplandor amarillo, la tranquilidad con la habla me da ternura.

—Si Matt, es luz.

—¿Malo?

Deduzco que intenta preguntarme si la luz es mala, por supuesto le respondo —: No, para nada, la luz no hace daño.

Deja encendida la lámpara y yo la vuelvo a apagar. Luego de que escucha el sonido del interruptor de la lámpara se voltea y directamente me mira asustada pues si bien es cierto él, desde que salió del baño parece estar alerta, atento a cualquier movimiento.

I N E X P L I C A B L E © +18 [Shadows #1]  [Completa] ✔️ / EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora