𝑰𝒏𝒔𝒄𝒓𝒊𝒑𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔

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Esta si es una motivación para continuar estudiando, mujer.

—¿Te las sabes todas no? —pregunto risueña.

— En efecto mi estimada —suelta una risa de suficencia.

—¿Y eso que estás cerca de la ventana? —en su voz se distingue recelo.

—Ah, un chico nuevo se mudó la lado derecho de la casa de Armida.

—¿Lindo el panorama no? —. Un destello colérico sale de sus ojos.

—¿Celoso a caso? —pronuncio divertida, la sonrisa maliciosa se manifiesta en mi rostro.

—Pienso que no es justo convertirte en la espía de una persona que recién conoces, a parte, no sé por qué no me gusta esto, pero es la realidad. No veo que tengamos algo serio ya que estás en estas, pero no me agrada esto —el disgusto sale a flote.

Una cortada de hacha hubiera dolido menos ¿escuchan eso? Sí, mi pobre corazoncito cayéndose a pedazos. No lloro porque me abstengo, sino que me da vergüenza llorar frente a alguien, excepto que sea un funeral.

—Ah, vale como tú dices: no tenemos nada serio, así que no tienes derecho a reclamarme, entonces déjame seguir viéndole el culo al vecino.

—¿Qué? ¿Ese es tu método? ¿Verle el culo? ¡¿No tienes suficiente con ver seis a diario?! Solo te falta coger con mis hermanos de vida —se aproxima con furia.

Ambos quedamos cara a cara en silencio, sin embargo la bomba que está en conteo en mi interior debe explotar ahora, si no, quedará pendiente para otras circunstancias.

Matt está a punto de abrir la boca, una potente bofetada es la que estremece el rostro de Matt, dejándolo enrojecido en el sitio del ataque. Salgo corriendo como la estúpida protagonista de las telenovelas, que de vez afrontarlo todo, evade sus problemas y a la vez se va con sollozos.

Los gritos de Matt retumban en mi oído, pero no me apetece escucharlo.

Salgo de mi casa y corro apresurada hacia el parque a cuatro cuadras de mi casa, buen ejercicio después de todo. Me siento en la banquita para vaciar la murria que me carcome, las lágrimas no tardan en rodar, esta vez sin cesar. Esto es mi culpa, no debí hacerme estúpidas ilusiones sobre un tipo que recién conozco y hasta es capaz de fingir algún repentino interés hacia mi persona.

Quedamos como estúpidas.

Odio decirlo, pero ella tiene razón, la vocecita de mi cabeza por ahora es inequívoca.

El Mr. Sombras es un hijo de perra en todas sus letras, es que ¡hacerme creer que le importo solo por conveniencia quizás! Y yo de ridícula cocinándole cuando eso no se lo hago a cualquier tipo.

Mi rostro está undido en la parte de atrás de mis manos, mismas que están en sobre mi regazo, no mido siquiera el tiempo cuando siento una mano en mi espalda acariarla de arriba hacia abajo, con suma delicadeza en gesto de apoyo. La primera idea que se me vino a la mente fue Dax sentado a mi lado derecho situando su mano en mi dorso en gesto de apoyo. Sin embargo, mis expectativas se desvanecieron en el momento que me enderecé, mi dorso toca es respaldar de la banquita y miro el rostro que luce arrepentido.

Matt.

Sería maravillosa verte si otro fuera el contexto, pero no, ahora no puedo estar feliz de verte.

—Pequeña, sí, soy un imbécil, actué por impulso, tú sabes que de verdad me importas, perdóname —detecto cierta rigidez en sus labios.

Ni un ápice de lástima se adentra en mi alma. Sotengo el silencio y sigo viendo el panorama, niños jugando en el sube y baja, otros tropezándose sin que sus padres se enteren de ello, por estar con su vida social. Todo a mi alrededor es escarcha a excepción de mi estado.

I N E X P L I C A B L E © +18 [Shadows #1]  [Completa] ✔️ / EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora