¡Hola de nuevo! En el capítulo anterior nos quedamos con el coraje atorado gracias al doctor, ¿verdad? Pues ahora vamos a saber qué sucede. En pequeños ratitos logré completar este capítulo, para corresponder a sus comentarios tan lindos. Por favor, déjenme sus reviews.
+ o + o +
Candy se apresuró hacia el vestidor de enfermeras y se ocultó en el rincón más apartado para calmarse. Todo le daba vueltas.
No podía dejar que la vieran así. De no se sabe dónde, sacó fuerzas para secarse las lágrimas y cambiarse el uniforme, pues su turno había terminado hacía ya rato.
En el curso de unos pocos minutos, Albert había pasado de ser su querido amigo a su... ¿novio? Ni siquiera habían llegado a hablar de eso, pero aquel beso no podía ser un simple arranque del momento, ¿o sí?
Por si fuera poco, en la cúspide de su felicidad, había llegado el Dr. Brooks a complicarlo todo. Ahora sería imposible visitar a Albert de manera regular, pero eso no sería ningún impedimento para ella. Si se había arriesgado a la expulsión del prestigioso colegio en Londres por ver a sus queridos amigos Archie y Stair, ¿qué iba a detenerla para reunirse con Albert?
Definitivamente, esperaría a que el doctor terminara su turno para volver en busca de Albert.
Con gran sigilo fue a echar un vistazo al rol de guardias y después se aseguró de que el Dr. Brooks la viera salir del hospital, para apagar toda sospecha.
Albert, por su parte, había salido de la habitación casi al mismo tiempo que Candy. No le fue difícil dar de nuevo con el cuarto de lavandería. En lugar de ropa de doctor, se hizo con un uniforme de limpieza que le venía algo corto de las piernas. Unas botas de goma completaron su atuendo. "Al menos así me será fácil encontrar un trabajo pronto", se dijo con optimismo forzado.
Candy, en cambio, fue al dormitorio de enfermeras, a pocas calles del hospital, y se metió en la cama con todo y ropa. Sería fácil simular que estaba dormida hasta que fuera momento de salir, pues las otras chicas llegaban exhaustas y caían en sueño profundo apenas tocar la almohada.
Cuando todo estuvo en calma, salvo por uno que otro ronquido de sus compañeras, Candy escapó del dormitorio.
No tardó en llegar al Santa Juana. Estudió el exterior del edificio para planear la forma de colarse hasta la habitación cero. De un vistazo encontró un árbol frondoso, su perfecto aliado para saltar el muro y llegar al segundo piso.
Trepó con facilidad, aunque el aterrizaje fue más penoso de lo que hubiera querido. Rodó, se hizo daño en el codo, pero se puso de pie de un salto y corrió de puntillas hacia la habitación.
Dio un toque suave en la puerta, esperando que Albert abriera. Un minuto después volvió a tocar. Nada. ¿Acaso Albert tenía el sueño tan profundo? Luego pensó que, después de unos eventos como los de esa tarde, nadie podría dormir con facilidad... y sintió un escalofrío.
Giró la manija, que cedió en seguida y, en cuanto entró, descubrió la verdad: Albert se había ido.
Lo que tenía ganas de hacer era echarse a llorar sobre la cama pero, en vez de eso, tomó un par de respiraciones largas para despejarse la cabeza y pensar lo que debía hacer.
Estaba segura de que Albert no la habría dejado sin una buena razón... o una amenaza. Ahora comprendía por qué la mirada de Albert, al separarse, tenía ese tinte trágico. No le quedaban dudas de que Albert había ofrecido irse a cambio de que no la despidieran. Pero... ¿Por qué el Dr. Brooks había aceptado? ¿En qué lo beneficiaba separarlos?
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Paraíso para Dos
FanficCuando un hombre amnésico y sospechoso de espionaje ingresa al hospital, Candy es la única en mostrar consideración por el misterioso y maltrecho paciente del cuarto cero. Pronto descubrirán que sus destinos está unidos. Albertfic.