Zona confort.

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Dejada en una cabaña a mitad de la nada, rodeada por kilómetros de bosque y sin importar cuanto avanzara, allá se hayaba atrapada. Pensaba en huir, pero sabía que de nada le serviría, pensaba en quedarse, pero no ha de ser muy agradable morir de hambre, no tenía opciones, su mente ya no asimilaba las proporciones, se sentía totalmente ida y sin vida, alucinando y delirando sin parar con cada paso que diera en el lugar. Se estaba volviendo loca y aunque sabía que allá afuera sólo encontraría rocas, aunque sabía que moriría al cruzar esa puerta que la mantenía "a salvo", aunque se moría del miedo y de la desesperación, al fin salió, caminó hacia el bosque. Y adivinen que, se salvó, lo logró, no estaba tan oscuro como se veía desde la cabaña, no está tan lejos la ciudad más cercana, no había nada más que arañas. Su mente la mataba dentro de esas cuatro paredes, deja tu zona de confort, sé que tú puedes.

-𝕊𝕤.

Escritos de una noche fría. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora