Parte 12. Whisky

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Había sido una noche bastante fuera de lo común, y para nada buena, no tenía previsto que el inicio de sus vacaciones fuesen tan estresante, al parecer a su padre le interesaba demasiado ese negocio como para someterlo a esa tortura, o era el pago que había tenido que pagar por su perdón, al final le había perdonado por elegir a Ginevra Weasley, como la mujer de su vida, pero en algún momento debió darse cuenta que aquello no era para nada algo apresurado.

Habían salido de aquel compromiso tan rápido como pudieron, no soportaban las preguntas de como aquello había salido tan bien, no era todo tan perfecto como lo habían supuesto esos dos, como todas las parejas tenían discusiones pequeñas o grandes discusiones que terminaban solucionando en la cama, como las buenas parejas.

Observó en dirección a la habitación, Ginny se había marchado a terminar de ordenar todo para marcharse en unas horas, cosa que habría terminado si no se hubiese enajenado demasiado en el trabajo o si hubiese dejado que los elfos lo hicieran.

Sirvió más whisky de fuego en su vaso, lo único bueno de aquella noche es que había tenido con quien charlar sobre cómo se había dado aquella relación con su esposa, que hubiese podido iniciar antes si no hubiesen perdido tanto tiempo andándose por las ramas que siendo directos.

Aunque no era como si pudiesen llegar y ponerse de pie frente al otro y decir sus sentimientos, sin temor a que el otro se riera en su cara.

—Está todo listo.

La voz de su esposa lo hizo girar, asintió con la cabeza y la vio sonreír cuando se acercó a él para quitarle el vaso de la mano, para poder beber un trago del whisky.

— ¿Sabías que los muggles piensan que pueden saber los secretos de las otras personas por beber de su vaso? –Elevó una ceja.

—Dato inútil ¿Lovegood? –Preguntó.

Ginny soltó una risa encantadora o al menos a él le parecía encantadora, así que sonrió también para ella, que lo atrajo a su cuerpo para besarlo en la mejilla después.

—Luna tiene muchos datos interesantes –rebatió.

—Para aquellos a los que les interesan los muggles, para los demás, no.

—A mi padre le encantan –admitió.

—Mi padre tenía un cuarto para objetos oscuros, tu padre con tonterías muggles.

—Cierto, ambos se parecen, les gusta coleccionar cosas prohibidas por el ministerio.

—Efectivamente –aceptó Draco –pero los de tu padre hacen menos daño.

—Depende quien los hechice –sonrió.

Volvió a darle otro trago al whisky de su esposo y se lo regresó para que lo terminara de beber tranquilamente y se relajara de aquella noche tan incómoda para él, que fue quien proporcionó todos los pormenores de su relación.

—Sabes, el whisky me recuerda a nuestra primera cita –admitió sonriendo Ginny.

—Te pusiste ebria.

—Y te dije que me gustabas, fue un premio doble, si me preguntas.

—Premio doble –se burló de ella.

—Te propuse salir conmigo y dijiste que sí.

—Tus recuerdos están un poco torcidos a causa del whisky –sonrió Draco.

—Lo más seguro.

La pelirroja volvió a quitarle el vaso y se terminó de un trago el whisky, lo dejó en el sofá y besó a su marido, más animada.

—Vamos a la habitación, y hagamos lo que me hubiese gustado hacer esa vez estando ebria –dijo divertida y avanzó con él hasta la habitación.

Drinny-Con 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora