Parte 28. Sostener

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Los labios cálidos de Draco abandonaron los de Ginny y los colocó en su cuello, mientras sus manos acariciaban sus piernas la verdad es que no le interesaba que estuvieran en su oficina ya que él podría hacer eso con su esposa en el lugar que fuera siempre y cuando ella lo permitiera.

Alguien se aclaró la garganta regresándolos a la realidad del apasionado momento, observó a su esposa primero para notar que por su expresión había sido víctima de un engaño para favorecer esa situación.

Miró a la mujer de pie en la puerta que estaba cerrada a su espalda, su dedo pulgar acarició la pierna de su esposa y le colocó la blusa para que no se le viera el sostén y bajó la falda aunque no se alejó.

—Perdón la interrupción, la secretaria dijo que estabas desocupado.

—Es asistente –corrigió Ginny –Cecil es la asistente de Draco.

—Me sorprende verte aquí –sonrió la mujer avanzando hasta la pareja.

— ¿En serio? –Se burló –dime ¿por qué?

Draco decidió permanecer en silencio en ese momento pero sin duda iba a hacer que su esposa le dijera la verdad de aquel encuentro.

—Señora Malfoy –interrumpió Cecil entrando a la oficina –ah, perdón señores Malfoy, pero...

—Señora Malfoy –repitió Hermione observando a la pelirroja y después sonriendo –dime ¿en serio se casaron u orquestaste todo esto para sostener tu mentira?

—Mi mentira ¿Qué mentira? –Cuestionó Draco.

—Bueno, hasta donde yo sé, ustedes no están juntos.

Ginny soltó una risa divertida quitó la mano de Draco de su muslo y le mostró a Hermione las sortijas de matrimonio, triunfadora.

—Sino te parece suficiente, puedes observar las fotos a tu alrededor, o preguntar en el hotel en el que destrozamos una habitación hace poco si es una farsa –sonrió Ginny.

—Bueno me dijiste que salías con él solo porque te enteraste que me gustaba y que él sentía algo por mí así que no dudo que te metieras con él solo porque...

— ¿Qué yo sentía algo por ti? –Cuestionó Draco sorprendido –dime ¿en qué momento pasó eso?

—Vas a decirme que no recuerdas que nos besamos.

Ginny regresó su vista hasta su marido que se quedó callado con ese rostro tan tranquilo como siempre, y como no lo negó Ginevra lo alejó de ella y se bajó del escritorio enfadada, después de todo Hermione siempre se las arreglaba para ganar siempre.

—Ginevra –la sostuvo Draco de la muñeca.

—No lo negaste, Draco –soltó enfadada, jalando su mano en un brusco movimiento que cuando él la soltó, casi la hizo caer sobre su trasero.

—No te lo va a negar, porque es cierto ¿no es así, Draco? –Hermione avanzó hasta él.

Ginny aguardó por la explicación de Draco por unos minutos, pero él parecía bastante serio, como si no tuviese razón ni motivo para explicar aquello.

—De hecho, fue un beso tan apasionado que llevó a algo más que me hizo ver la cicatriz.

La mano de Hermione acarició el pecho de Draco, recordándole a Ginny las tres marcas que cruzaban su pecho, se giró a Cecil, que tenía una postura tensa, si hubiese sabido que terminaría como el bufón, jamás le habría hecho caso a Luna, y los hubiese dejado tener su reencuentro romántico.

—Vaya, Draco, parece que sostener una relación prolongada en una mentira, nunca es bueno –se burló la castaña.

Drinny-Con 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora