Parte 17. Canción

165 18 1
                                    

La habitación del hotel estaba tan impecable como cada año así que sonrió, debería decirle que a veces le gustaría saber cómo habían cambiado las cosas desde la primera vez que fueron ahí en su luna de miel, pero sabía que todo aquello era algo en lo que se esmeraba tanto, posiblemente el hecho de que fuese idéntico, significaba más para él que para ella.

Se sentó en la cama, el cambio de horario era bastante notorio, y sabía que aunque en ese momento no le importara, terminaría agotada eso había pasado la primera vez que habían ido ahí cuando decidieron no darle importancia.

—Quieres descansar –murmuró.

—Era de día cuando dejamos Londres –le recordó al ver la luna.

—Bien, entonces descansemos un poco.

—Yo no hablé de descansar –sonrió pícara –vamos, Draco, conociéndonos, no saldremos de la habitación, así que me da igual si duermo de día y usamos la noche para lo más divertido –le guiñó un ojo bastante traviesa.

—Bueno, quería que fuese iniciativa tuya, no quería que pensaras que te forzaba a ello –se encogió de hombros.

—No me quisiste besar en nuestra primera cita porque estaba ebria, de forzarme a otra cosa ni hablemos ¿bien?

La pareja fue a la ducha para un baño rápido una vez que salieron envueltos en las batas, Draco puso música haciendo sonreír a su esposa ya que la canción que sonaba, era la que habían bailado en su boda, era su canción.

—Realmente cada detalle lo tienes en mente ¿cierto? –Sonrió.

—No podría ser de diferente manera, pelirroja.

—Te amo, Draco Malfoy –lo besó suavemente.

—Y yo a ti, Ginny Malfoy –acarició su rostro, era la mujer más encantadora del mundo, la única capaz de hacerlo sentir un poco humano.

Ginny siguió a Draco cuando comenzó a bailar con ella como la noche en que unieron su vida en matrimonio años atrás, recordándole que eran los mejores que había tenido en la vida hasta ese momento, había iniciado una nueva vida llena de maravillas que solo Draco podía darle, y no se refería al dinero ni al placer físico, aunque el segundo era magnífico.

—Deberíamos poner un hechizo silenciador –comentó él.

—No, deberías dejarle saber al hotel lo bueno que eres en el aspecto sexual.

—Después querrán robarme –informó él.

—O a mí –le guiñó un ojo.

—Sin duda lo pondré –gruñó.

Ginny sonrió divertida y terminó riendo contenta, le gustaba esa época del año donde podían estar juntos todo el tiempo, así fueran solamente dos semanas ellos sin duda tomaban provecho de eso.

—Esa canción me encanta –suspiró.

—Por una razón fue la que bailamos, es nuestra canción.

—Dice mucho de nosotros ¿no?

—Nos describe a la perfección.

Ginny pegó su oído al pecho de su marido aunque la canción ya había terminado, el latido del corazón de Draco le hizo cerrar los ojos y automáticamente sentirse relajada y feliz, no había duda de que amaba a ese hombre más de lo que en un inicio pensó que podría.

Drinny-Con 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora