Parte 8. Exilio

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Su novia reía divertida completamente, de todas las cosas que hubiesen podido pasar esa noche, no había pensado que sus padres lo condenarían al "exilio" al informarles que estaba saliendo con ella, a Ginny Weasley eso no parecía preocuparle y para ser honesto en ese momento a él tampoco.

Cuando las cosas se enfriaran y se diera cuenta de que realmente dependía mucho de sus padres y más que de ellos, del dinero de estos, lo más seguro era que regresara humillado pidiendo que lo dejaran volver.

—Nunca pensé que serías capaz de admitir para tu familia que estamos juntos.

—Tú lo hiciste con tu familia.

—Eso se escucha tan mal –sonrió Ginny avanzando hasta él y besándolo.

Ese beso fue tan diferente a todos los anteriores que se habían dado y por supuesto que ayudó a reafirmar su postura de que nada más le importaría si ella permanecía en a su lado, porque no era como que en su casa hubiesen tomado muy bien que ella saliera con él.

Avanzaron un poco más mientras ella tarareaba feliz de aquel día gris, no solo el exilio del que era ahora, sino porque el cielo estaba literalmente gris, o las nubes lo estaban el clima era malo en fin.

Tarareó un poco más alto y más alegre mientras sostenía su mano transmitiéndole un poco de su felicidad, Draco era demasiado diferente a ella y ahora estaba pensando en todas las consecuencias que su relación traería quería arreglar las cosas con sus padres sin tener que perderla a ella de lo contrario, las últimas palabras que hubiese intercambiado con Lucius y Narcissa serían sobre decepción, enojo y frustración.

—Solo dales tiempo y tranquilízate ¿quieres?

—Es complicado todo esto, nada más.

—Desde luego que es complicado, te echaron de casa, Draco.

—Me exiliaron, sería mejor explicado.

—No te echaron del país, así que no cuenta –sonrió.

—Pero si de su territorio –dijo Draco intranquilo.

—Puedo esconderte en casa si es lo que quieres –se encogió de hombros.

—Ginevra, no te ofendas pero, a tu casa le dicen madriguera por una razón, van a encontrarme en un segundo, y no quiero la ira de tus hermanos en mi persona.

—Entonces nos exiliaremos los dos juntos –restó importancia –le pediré ayuda a Luna, ella no va a dejarnos a nuestra suerte.

—Lunática Lovegood al rescate –resopló.

El golpe en el brazo no fue tan suave pero tampoco tan fuerte y fue una advertencia de que debía comenzar a respetar a Luna, o ella lo haría respetarla y la verdad era que no quería provocar aquella ira Weasley de la que había sido testigo y bien librado por un momento gracias a la sangre sucia.

La aparición fue sencilla una vez que alguien más se encargaba del destino, Draco observó a su alrededor la colina era bastante familiar así que eso de pedirle ayuda a Lovegood había sido bastante en serio, no le quedó de otra que tragarse el orgullo.

—Hola chicos –saludó la rubia –que sorpresa ¿pasa algo?

—Somos un par de exiliados ¿puedes darnos refugio un par de noches?

—Supongo que a mi padre no le incomodará –se hizo a un lado y los dejó pasar.

Era la primera noche y la primera vez en la vida de Draco, que le tocó dormir en el suelo, junto a la cama donde su novia estaba recostada, esperó a que la rubia a su lado se durmiera para bajarse de la cama y acostarse a su lado.

—Lamento todo esto –murmuró –comprenderé si quieres volver a casa de tus padres y terminar con esto, en serio.

—Soy más resistente que eso, o al menos loespero, pero ya verás que ellos se rendirán primero.

Drinny-Con 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora