Eres un Ángel [Todobaku]

Capítulo I - Accidente

La noche había caído sobre la ciudad de Yuei, las luces de los edificios brillaban con intensidad mientras que las personas iban y venían, algunos con su vista puesta en sus teléfonos, otros platicando con las personas que los acompañaban y unos tantos caminaban en solitario con el único fin de llegar a su destino. Así era el ritmo de la ciudad, todo siempre en movimiento, era una constante, un no parar. El clima desde la tarde estaba oscuro, era claro que pronto una precipitación pluvial cubriría por completo la ciudad, además de las evidentes nubes, truenos sonaban cada cierto lapso de tiempo.

Autos circulaban por las calles, el centro de la ciudad era la parte más viva y activa en la que la mayoría se dirigía si buscaba pasar una buena noche, por lo que se mantenía siempre llena, sin embargo, conforme te alejabas de ese foco de vida nocturna, el bullicio disminuía y es por eso que si buscabas tranquilidad, lo mejor era buscar un hogar en las orillas de la ciudad o bien por los alrededores del bosque que rodeaba el área urbana.

Esa era lo encantador de la ciudad, podías pasar de una jungla de concreto a un extenso bosque, con solo salir a las carreteras que bordeaba los edificios. Y precisamente eso era lo que buscaba cierto empresario, lo estresante del mundo moderno era más que suficiente hacerlo desear un espacio donde respire paz y tranquilidad. Por lo que la opción de vivir en las afueras de la ciudad fue la indicada desde un principio.

Katsuki Bakugo dueño de una empresa de envíos y paquetería, manejaba su auto en dirección a su hogar. Ya era casi media noche, una vez más había estado hasta tarde en las instalaciones de aquel edificio supervisando y revisando papelería por más que le pareciera tedioso, no obstante, no podía quejarse pues en los últimos años las ganancias habían aumentado exponencialmente, pero daba por hecho que no siempre sería así, por lo que él trabajaba de manera diligente para que todo funcionara como debería ser.

Estaba exhausto y la solo idea de que pronto llegaría a recostarse en aquella cama suave de su habitación cada vez se hacía más tentadora. Sin embargo, su deseo de llegar rápido a su hogar se estaba dificultando, ya la lluvia llevaba varios minutos cayendo con intensidad, dificultando considerablemente su visión, los parabrisas ya estaban a tope, pero no era suficiente, por lo que tuvo que bajar la velocidad con la que iba.

La radio ya hace mucho que dejo de escucharse, dejando solo el ruido de la estática, claro indicio de que la tempestad solo había aumentado, llevándose de por medio la señal de incluso su celular.

Los truenos fueron más frecuentes, los rayos iluminaban por milisegundos el camino y precisamente por ese destello fugaz en que todo se aclaraba ante él que alcanzó a ver una figura en medio de la carretera haciéndolo reaccionar de manera brusca, lo que ocasiono que frenara de golpe y provocando que el auto empezara a patinar por el resbaladizo asfalto, giro un par de veces hasta que chocó contra un árbol.

El impacto no había sido fuerte, pero si lo suficiente para dejarlo aturdido por unos minutos, debía agradecerse a sí mismo de siempre portar el cinturón de seguridad, de lo contrario hubiera sido peor que solo un momentáneo aturdimiento. Cuando logró espabilarse, vio por el retrovisor del auto, de nuevo un rayo encendió el camino por unos instantes y allí se encontraba, esa figura que parecía ser un hombre, parado, tan quieto como si de otro árbol se tratase.

Decidido a insultar aquel imbécil que se le ocurría estar en medio de la carretera con este clima, colocó las luces intermitentes y se bajó de su auto, la lluvia aun seguía, pero ya había aminorado bastante, fue extraño por que hace casi nada parecía que el cielo se estuviese cayendo.

El pelirrubio con el ceño fruncido, camino firme en dirección a aquel que aun pese a todo lo que ha pasado seguía sin moverse. Llego frente a él y ya estaba a punto de gritarle cuando otro rayo cayó.