Capítulo XI - Déjame en paz

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El ambiente se había vuelto algo pesado, ninguno de los dos había dicho palabra alguna y la cocina estaba sumida en un silencio incómodo. Bakugo quería darle tiempo para pensar el cómo le explicaría que es lo que estaba sucediendo y no esperaba menos a algo razonable o siquiera comprensible, sin embargo, para este momento ya se estaba impacientando al no escuchar ni una sola palabra.

Todoroki no es que quisiera quedarse callado, después de todo, tampoco está prohibido contarle a los humanos sobre la existencia de los ángeles, sin embargo, por siglos todos se habían autoimpuesto de manera tácita que lo mejor sería mantener su presencia oculta ante el ojo de la humanidad, ya que, los humanos suelen caer en pánico y asustarse fácilmente, incluso provocando a veces que tomen decisiones precipitadas e impulsivas.

La mente humana puede ser impredecible en situaciones que no entienden.

—¿Y bien? — cuestionó irritado.

Todoroki se puso nervioso, algo extraño, honestamente, no obstante, la intensa mirada carmesí que se mantenía fija en él, parecía ver a través de sus pensamientos y eso lo inquietaba de alguna manera. ¿Cómo algo tan sencillo era tan difícil de decir?.

Trataba de buscar las palabras más adecuadas para no espantar al humano, pero simplemente no hallaba cuáles pronunciar. Quizás podría usar de nuevo esa técnica de Mina... ¡NO!

No funcionaría dos veces.

Bakugo iba a gritarle otra vez, pero de repente tocaron el timbre. Todoroki lo consideró como una posible escapatoria, por lo que mencionó lo obvio y se encaminó para abrir la puerta, sin embargo, fue detenido por una mano que sujetaba su brazo con algo de fuerza.

—No hemos terminado de hablar — anunció en tono serio.

Tocaron otra vez el timbre y Todoroki intentó una última vez zafarse de esta situación, pero sin éxito, pues aquella mano apretó su agarre.

El ángel suspiró con los ojos cerrados y en un parpadeo agarró aquella mano jalándolo hacia él, provocando que el cuerpo de Bakugo se apegara al suyo.

Esto sorprendió al humano, pero lo que lo dejó realmente atónito no fue la cercanía entre ellos, más bien fueron aquellas enormes alas que ahora veía que sobresalían de la espalda del bicolor. Eran lo suficientemente grandes para que tocaran el techo y eso era mucho decir teniendo en cuenta que la altura de su casa era considerable.

—Ahora lo sabes — susurró con voz suave al oído de Bakugo, algo que lo estremeció por completo.

Prácticamente, aguanto la respiración y sus ojos centellaron con cierta emoción incierta al observar tal escena, frente a él, había un... ángel.

No era un sueño, realmente estaba en los brazos de un ser que ni en su más loca imaginación consideraría que fuese a encontrar alguna vez, pero ahora allí estaba tan tangible como él mismo. Mentiría si dijera que no esta lo suficientemente sorprendido y confundido al mismo tiempo como para hacer o decir algo y esto lo notó Todoroki, sabía que tenía que darle algunos minutos para asimilarlo, después de todo, ya no fueron palabras las que utilizó para explicarlo, sus acciones fuera más que suficientes.

El timbre sonó una vez más y eso hizo que Bakugo saliera de aquel limbo de incredulidad, a lo que también le hizo reaccionar al ver que seguía abrazado por el ángel, de manera algo brusca apartó al contrario y sin decir nada fue a abrir la puerta.

No fue sorpresa ver a su amigo parado en la entrada y justo a su lado estaba el pelirrojo.

—Izuku entra —mencionó haciéndose un lado para dejarlos pasar.

—Gracias Kacchan... espera un momento, ¿Cómo me acabas de llamar? — preguntó confuso.

Bakugo aún seguía algo atontado por lo anterior que hasta llamó al tarado por su nombre, algo que también le sorprendió al darse cuenta, pero tampoco mencionaría nada al respecto.

Eres un Ángel [Todobaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora