Capítulo 24: Estrellas de Broadway

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Capítulo 24: Estrellas de Broadway

Tras bambalinas, todo el mundo se sentía liberado. No se podía dar un paso sin que alguien me detuviese para felicitarme o para darme un abrazo, pero no sólo era conmigo, la alegría era generalizada.

Thomas Ivey decía que, finalmente, la obra había salido a la perfección. Durante los últimos ensayos generales con vestuarios, el director se encontró con que había detalles que no le terminaban de gustar, lo que significaba detener la escena e iniciar desde el principio con los cambios más nuevos. Era procedimiento, pero no por eso era menos agotador.

—Espero verte en la fiesta de estreno, Evergreen. Bien sabes que no hay Grease sin Sandy.

Asentí con la cabeza. No era ningún secreto que, una vez que "lo peor" ha terminado, aquello que nos tiene tan nerviosos que sentimos el cuerpo como entumecido o dormido, recuperamos todo el hambre y cansancio. Y yo llevaba días sin dormir como Dios manda. Pero, aun así, por más cansada que estuviese, sentía que tenía tanta adrenalina que no podría dormir, aunque así lo intentase.

—Eh, Sandy —me dijo Adam—, ¿quieres ir conmigo? Me parece que es lo más adecuado.

Le dediqué una sonrisa.

—Déjame que me cambie primero.

La fiesta no comenzaba sino casi dentro de una hora, pero algunas habíamos decidido llevar los atuendos y alistarnos todas juntas aún en el teatro. Mi cabello tenía el aspecto esponjoso de las últimas escenas, por lo cual fue un verdadero martirio tratar de alisarlo para que deje de parecer una nube.

Rosemary fue una guerrera, por suerte, y con cepillo en mano y rizador en la otra logró convertir los rulos en bucles que caían sobre mis hombros de forma armoniosa. Me llevé todo el cabello hacia el hombro izquierdo y con unos pasadores lo sujeté en lugar, asegurándome de que no se moviese en toda la noche.

Mi maquillaje de Sandy sirvió como base para el mío, por lo que me limité a agregar sombras y rubor, y cambiar el tono rojo cereza a uno más oscuro. Finalmente, el vestido. Había sido regalo de mi madre en la navidad anterior, pero quise negarme al ver lo bello y ostentoso que lucía.

—¿En dónde usaría algo así? Sabes que apenas si dejo el departamento —le había preguntado ese día, tras romper el papel con mis manos y encontrarme con esa belleza dentro, pulcramente doblada.

—Puedes usarlo en tu primer gran estreno de Broadway —concluyó con una sonrisa.

Al final de la noche, había ido a encerrarme a mi habitación a llorar debido al inevitable sentimiento de estar desilusionando a mis padres. Y ahora, unas cuantas lágrimas más tarde, el vestido negro cubierto de brillos lucía más hermoso que nunca en la fiesta de mi gran estreno en Broadway.

—Nena, luces increíble —dijo Adam, y yo no pude evitar sonreír. El chico dobló su brazo, ofreciéndomelo para que me agarre de él, y comenzamos a caminar rumbo a las puertas traseras del teatro.

—Harían una bonita pareja, ¿saben?

—Ay, Scarlett, no te ofendas, pero no eres mi tipo. Ni de asomo —replicó él, carcajeándose, y yo estreché los ojos en dirección a Rosie.

—¡¿Esa es una maldita limusina?!

Abrí la boca en sorpresa mientras un hombre vestido en traje y corbata nos abría la puerta trasera.

—¿Quién hizo esto?

—Thomas Ivey —respondió—. Para la co-estrellas.

—Lo lamento Rosemary, tendrás que ir caminando —dijo socarronamente Adam, adentrándose en la limusina, y observé a la chica hacer un puchero.

Drama Kings (DQ #2) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora