CAPITULO 27

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14 de Junio.

-Y eso no es todo. Mi padre le pidió la cuenta al mesero y en el ticket dejó escrito mi número de teléfono con una nota que decía: Mi hermosa hija esta soltera, llámala.

-¡Tu papá es un gran cupido! -exclamé, y ambas estallamos en risas.

Estábamos en el descanso, sentadas debajo de un árbol a las afueras de la escuela. Ese se había convertido en nuestro pequeño lugar para degustar nuestra comida sin ninguna interrupción de algún ser humano despreciable. Con el paso de las semanas las personas iban olvidando todo este escándalo de mi supuesta infidelidad, pero siempre había uno que otro estudiante que aún no superaba el tema.

Abby estaba contándome sobre el intento de su papá de conseguirle novio, y esta vez la víctima fue el pobre mesero del restaurante de comida china.

-Me alegra tanto verte sonreír así -dijo Abby cuando nuestras risas cesaron. -Tenía tiempo que no escuchaba una carajada tuya -me dio un golpecito juguetón y yo sonreí.

-Ahora me siento mucho mejor. Creo que todo esto no fue tan malo después de todo... ahora soy más fuerte -inconscientemente sonreí, sintiéndome orgullosa de mi misma.

Sin duda estos últimos dos meses han sido los peores de toda mi vida en la preparatoria. El recibir comentarios desagradables día con día era algo simplemente horrible, pero con el tiempo te vas acostumbrando a ellos, hasta llegar al punto en el que ya no te importa lo que dice o piensa la gente. Solo son simples comentarios estúpidos de gente que no sabe la verdad. Con el tiempo aprendí eso, entendí que no me tienen que importar, ni mucho menos afectar lo que digan los demás, porque si les daba importancia a los comentarios iba a terminar hundiéndome.

Claro que ha sido difícil, había días en los cuales solo quería desaparecer y nunca volver a poner un pie en aquel edificio, pero siempre tuve el apoyo incondicional de mi hermano y de Abby. Ellos no me dejaban rendirme y siempre me ayudaban a sobrellevarlo.

Abby y yo seguimos hablando de los diversos casos en los que su papá actuaba como cupido, hasta que el timbre que anunciaba el fin del descanso sonó. Bufe con cansancio y me levante del verde césped, imitando la acción de mi amiga.

-Vamos -Abby me extendió su mano y caminamos de regreso al edificio.

-Espera, tengo que sacar mi libro de mi casillero -le anuncie una vez que estábamos por los pasillos.

-No... no es necesario, te presto el mío. Vamos -intento jalarme del brazo, pero puse resistencia. Su tartamudeo me confirmaba que estaba nerviosa o preocupada, pero ¿Por qué?

-Sabes que Mr. Taylor me va a matar si no llevo el libro. Ahora te alcanzo, no pasa nada -trate de tranquilizarla. Últimamente ha estado muy sobre protectora conmigo.

-Lu, espera...

Me solté del agarre de Abby y di media vuelta para dirigirme a mi casillero. Apenas si avancé dos pasos, cuando observe una peculiar escena que hizo que me detuviera por completo. Lo que vi me llegó directo al corazón, y vaya que dolió.

Dan estaba recargado en mi casillero mientras platicaba con una chica. Mejor dicho, mientras coqueteaba con una, o al menos eso parecía. La chica se llamaba Sarah y siempre habíamos sido vecinas de casillero. Ella era muy hermosa, tenía unas magníficas curvas y piel broceada. Ella y Dan estaban hablando muy animadamente, como si el mundo no existiese a su alrededor.

Trate de ignorar aquella escena, y no pensar en todos los insultos que tenía preparados para Sarah. Me di la vuelta, y me encontré con Abby, quien tenía una expresión horrible, como si acabara de ver un fantasma.

¿Por qué a mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora