CAPITULO 22

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—Lu, por décima vez, ¡Te ves asombrosa! — Exclamó Abby.

—Este vestido no me convence, creo que mis brazos se ven mal — Me quejé. Mi amiga rodó los ojos y bufo por lo bajo. 

—Repito: Te vez asombrosa — Pronunció, deliberadamente lento. —Vamos, deja de ver el lado malo de tu cuerpo, eres hermosa — Sonrió tiernamente, provocando que yo copiara su acción. 

—Gracias — Susurre. —Siempre estás ahí para mí, eres la mejor — Me aproximé a ella y la envolví en un abrazo. Uno que sentía que necesitaba. 

—Siempre juntas ¿Lo recuerdas?  

—Lo recuerdo — Aseguré, mientras el recuerdo de nosotras de pequeñas llegaba a mi mente. 

Teníamos 5 años, y yo estaba llorando en medio de la calle porque me caí de mi scooter. Una pequeña Abby se acercó a mí y me secó mis lágrimas, tratando de calmarme. 

—Gracias Abby — Dijo una pequeña Lu, mientras sorbía los mocos. 

—No me agradezcas, tonta. Eso hacen las amigas 

Tienes razón, siempre estás ahí para mí. 

—Y tú para mí — Las pequeñas manitas de mi amiga me ayudaron a ponerme de pie. Cuando me reincorpore la mire seriamente. 

¿Prometes siempre estar juntas? — Levanté mi pequeño dedo meñique. Abby lo miro y sonrió mostrando sus escasos dientes. 

—Siempre juntas — Levanto su dedo y lo entrelazo con el mío. 

El recuerdo se fue tan rápido como llego, dejando una sensación de paz en mi pecho. Esta hermosa sensación duró muy poco, pues alguien comenzó a golpear fuertemente la puerta de mi habitación. Sabía perfectamente quien era el responsable. 

Caminé hacia la puerta y la abrí de golpe. 

—¿Qué ocurre André? — Pregunté con fastidio.

—Venía a ver si ya estaban listas. Espero que sí, porque no pienso esperar más.

—Estamos listas, en un momento bajamos — Dijo Abby. Mi hermano asintió y se fue por donde había venido. 

Hoy era sábado, eso significaba que hoy era la fiesta sorpresa de Karla, aunque empezaba a dudar sobre si aún era una sorpresa para ella. En pocas horas toda la escuela hablaba de su fiesta y en lo divertido que seria. 

Tomamos nuestras cosas y bajamos las escaleras. En la sala nos encontramos a mi hermano, estaba mirando caricaturas, algo común en él. Al notar nuestra presencia apago la televisión y salimos de casa. Nos subimos en su auto, rumbo a la casa de Luis. Después de recoger al novio de mi hermano, nos dirigimos a la casa de Emma. 

Tocamos la puerta y una chica de cabello rosa nos abrió. Pasé mi vista al rededor y pude reconocer algunas decoraciones y bebidas que yo y mis amigos pagamos. Me ofrecí a pagar la mayor parte, ya que era mi responsabilidad comprar las cosas de esa lista, pero mis amigos insistieron en que sería en partes iguales. Mis ahorros agradecían por eso. 

Dentro de la casa había pocas personas, pues todos estaban en el patio trasero de Emma, donde estaba su gigantesca piscina. Las personas llenaban la mitad de su patio, y algunos ya estaban bebiendo y riendo fuertemente.

Había un DJ a unos cuantos metros de la piscina, el chico estaba ajustando todo su equipo. La música se haría sonar una vez que Karla estuviera aquí. 

Traté de buscar a Dan entre toda la multitud, pero no encontré rastro de él. Hace algunas horas atrás le envié un texto, preguntándole si vendría a la fiesta con nosotros, pero no recibí respuesta. En algún momento tendría que aparecer. 

¿Por qué a mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora