Investigación

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Desde la última vez que pudimos estar juntos y a solas, no había podido hablarle, o al menos tocarle, ya que ese idiota estaba ahí, interrumpiendo, y por ende a punto de pelearnos, haciendo que como siempre ella se alejara, me parte el alma todo eso, pero ayer pasó algo maravilloso, pero a la vez extraño, ella salió, el impostor no estaba, así que yo me acerqué, me abrazó, me acarició, y yo me sentí tan bien, luego de unos segundos se levantó y se dirigió hacía un camino al que nunca va sin compañía, y me refiero a que normalmente va con mínimo otros dos, sin contarme a mí, y además no iban a ese lugar desde hace meses, me acerqué para detenerla, pero ella solo me dijo que la siguiera, sé lo terca que es, o iba conmigo, o iba sola, así que mejor la acompañé, al llegar, el camino estaba bloqueado, yo creí que ella se devolvería, pero no, su terquedad es mayor, así que tomó otro camino, uno que nunca había tomado, ¿peligroso?, sí, y bastante, podría haber cualquier cosa por ese camino, sin embargo seguimos, llegamos a una barrera de árboles, y ahí cerca, al otro lado, una casa muy antigua, y abandonada, ella la miró, y se quedó ahí unos minutos, hasta que encontró un pequeño hueco por el cual atravesamos la barrera, nos acercamos a la casa, estaba cerrada, yo quise regresar ya que al parecer no había nada más que hacer, pero justo en ese instante, ella llamó, un hueco en la pared, pequeño y estrecho, pero ambos cabíamos, yo dude y le hice señas para regresar, sin embargo ella entró, sin remedio alguno entré con ella, ella miró todo, habían varias cosas que en mí vida había visto, una caja, solo que al parecer de piedra, ella la intentó abrir, pero no pudo, una cosa roja y metálica, muy antigua, ella la tocó y examinó, por su cara, supe que tampoco sabía que era, otra cosa, como un plato, pero rectangular y muy grande, ella al parecer si sabía que era, ya que la ignoró, y una última cosa, cuadrada, metálica y grande, al principio ninguno de los dos sabía lo que era, pero al cabo de unos momentos ella sonrió, supongo yo que dedujo lo que era, después de todo es muy inteligente, luego de ello, me acarició, me abrazó, y me dijo que ya era hora de irnos, al fin, gustoso la seguí, pero para volver, ella empezó a correr, no entendí la razón, pero lo hizo, así que yo también, llegamos de nuevo a nuestro punto de partida, y allí nos separamos.

Cosas que a nadie le importaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora