Capítulo 2

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Dixie*

Cuando Addison salió de la sala de estar sentí una sensación de vacío en el pecho que se fue transformando en ira pura, me recorría todo el sistema, incluso mis pensamientos se volvieron violentos e impulsivos.

"Addison me abandonó y se fue con Bryce" no podía sacarme eso de la cabeza, uno a uno los pensamientos intrusivos fueren llegando, "Addison no te ama realmente", "no le importas", "no merece que sufras por ella", "Addison quiso que fuera de esta forma", "debes olvidarla", "golpearé a Bryce en el momento en que se cruce en mi camino, por el Addison decidió dejarme".

Mi mente se estaba convirtiendo en un tornado que arrasaba con todo lo bueno de mi ser a su paso.

-No la necesito- volví a repetir siseando entre dientes y con las maños hechas puños.

Sin más subí corriendo las escaleras para encerrarme en mi habitación, agradecía que nadie de mi familia estuviera en aquel momento y que no participaron como testigos de la escena que montó Addison, si todo lo que dijo es lo que piensa entonces no merece mi amor, ella es quien eligió a alguien más, ella es quien puso fin a nuestra relación, sino puede comprender mis razones yo tampoco lo haré con la suyas.

En cuanto entré a mi habitación tomé lo primero que vi, un vaso fue el primero en ser arrojado y como este le siguieron muchas otras cosas, aventar todos objetos drenó un poco la rabia que me consumía, aunque no era suficiente paré y me tiré en mi cama, necesitaba dormir.

Addison*

Llegué a casa de Bryce y toqué el timbre, el chico me abrió y solo dijo "pasa" para hacerse a un lado y dejarme entrar, ambos nos sentamos a una distancia respetable en uno de los sofás y cuando él me miró como pidiendo una explicación fue al instante que me rompí.

-Discutí con Dixie- susurré y sentí como las lágrimas bajaban por mis mejillas -se fue al carajo cuando empecé a gritar, ya no pude guardar todas las verdades que ambas habíamos estado queriendo ignorar- traté de limpiar un poco mi rostro con el dorso de mi mano -lo peor de es que Dixie no estaba dispuesta a admitir su responsabilidad, se encargó de echarme en cara que todo fue mi culpa y finalizó diciendo que no me necesita, así que me fui de ahí y te escribí para vernos- terminé por relatarle la historia a Bryce e intenté relajarme un poco, de seguro me veía del asco con en maquillaje corrido y daba lástima.

-¿Entonces terminaron de manera definitiva?- me preguntó después de un rato de silencio a lo que solo pude asentir con algo de pesadez, la sensación de tristeza comenzaba a asentarse en mi pecho -entiendo que las dos estaban sufriendo, pero el que Dixie te adjudicara todo lo que estaba mal entre ustedes, eso no estuvo bien- parecía preocupado mi condición.

-Lo sé- simplemente me encogí de hombros soltando un resoplido y recargándome un poco más contra el respaldo del mueble.

-¿Qué te parece si salimos a algún sitio para que te distraigas?- sé que su oferta era porque no hallaba otra manera de poder ayudarme, ni siquiera lo consideré.

-Creo que será mejor si lo dejamos para mañana, hoy no tengo muchos ánimos- dije como respuesta y no mentía del todo, realmente no estoy de humor para salir pero tampoco creo estarlo mañana.

-No hay problema, cualquier cosa puedes buscarme- una de sus manos se posó en mi hombro tratando como un gesto amable para reconfortarme; no sirvió.

-De acuerdo, muchas gracias por tu tiempo-me puse de pie mientras hablaba -es momento de que vaya a casa- Bryce me dio un pequeño abrazo de despedida cuando estábamos en la puerta y después cerró la misma al yo alejarme por la acera.

Mi casa se encontraba algo lejos desde donde estaba, no importa, caminar y algo de aire fresco quizá me ayude un poco, aunque también signifique que mi mente tendría oportunidad para repasar los acontecimientos del día.

Entré a la sala de estar de mi casa después de media hora de camino, fui a la cocina por un vaso de agua y ahí encontré a mi mamá.

-Hola, hija- me saludó con una sonrisa.

-Hola, mamá- mi voz fue diferente a las otras veces que la saludo y al parecer lo notó porque me dedicó una mirada preocupada mientras yo bebía un poco de agua.

-¿Es Dixie?- esa sola pregunta hizo que se me oprimiera el pecho y las ganas de llorar regresaran.

Mi mamá me abrazó al ver mi rostro descompuesto y las lágrimas amenazando con rodas por mis mejillas; no necesitaba que yo le contara los sucesos, de hecho ella nunca preguntaba, solo estaba ahí para mí y es algo que agradezco, a veces el consuelo silencioso es lo que quieres y no sabes pedir.

Algunos minutos después me separé y sin decir nada me fui a mi habitación, este día había sido un completo martirio y solo quería tratar de descansar un poco aunque no estaba segura de poder hacerlo.

Aun en mi estado no podía dejar de preocuparme por Dixie, ¿estará bien?, ¿cómo se sentirá?, espero que tenga a alguien para apoyarla en el tiempo que yo no esté con ella, ojalá todo mejore y en un futuro ella pueda ser feliz, si es conmigo qué mejor y si no solo deseo su bienestar.

¡No soy YO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora