Un poco de paz

C4: ¡Jiu-jiu, Lian Zi!

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La Secta Jiang está ubicada en la curva de un río, su frente se encuentra hacia el agua y su parte trasera está conectada al resto de la aldea. Un camino de tierra se extiende por la orilla del agua, que va desde las puertas de la Secta hasta la entrada de la ciudad que está perpetuamente viva con todo tipo de personas. Si no viajan por agua, la única forma de llegar a Yunmeng es pasar por el camino de tierra y, cuando se enfrentó a los mareos de Yuan, Xichen pensó que esa era la mejor manera de llegar.

Pasan por la puerta sin problemas, los guardias lo reconocen de inmediato, y son menos afortunados después de eso: A-Yuan está enamorado de todo. La atmósfera animada y el entorno completamente único es una distinción severa de Lanling y brindó una perspectiva completamente nueva a su sobrino. A-Yuan se inclina sobre el borde del muelle para ver a un trío de pescadores arrastrar sus mercancías, atraído por la variedad de colores brillantes. Debajo de su bote, las ranas y los peces continúan nadando, sin temor al ruido y sin saber quiénes los están rodeando. Uno de los pescadores le arroja una vaina de semilla de loto y se ríe cuando él intenta comerla sin pelarla. Xichen les agradece y gentilmente insta a su sobrino a que se acerque para demostrarle cómo pelar adecuadamente una vaina. Su sobrino está tan interesado en realizar la tarea que Xichen tiene que tirar de él hacia atrás por su manga para evitar una estampida de niños que persiguen una gaviota. La cara de A-Yuan se transforma en una sonrisa y comienza a temblar con energía emocionada, girando la cabeza en busca de una presa potencial. En lugar de un pájaro, espía cometas que flotan sobre el río y se mantienen en su lugar sujetas a cuerdas atadas a postes a lo largo del camino de tierra. Su dueño, un vendedor que llama a quien esté más cerca, sostiene una cometa de color púrpura oscuro con relieve, con el loto de nueve pétalos de la Secta Jiang señalando su artesanía y diseño. Algo huele delicioso, hay carritos de comida que abundan por todo el camino, es imposible saber de dónde viene, pero el olor es tan fuerte que Xichen siente que le empieza a picar la nariz.

"Mira las peonzas, tío", balbucea A-Yuan, señalando un puesto donde el vendedor está colocando las peonzas una encima de la otra. Xichen saca un pañuelo de su manga y le limpia su nariz mientras su sobrino observa, hipnotizado y completamente ajeno a la situación de su tío.

"Quizás..." A-Yuan aprieta sus labios y mete una mano por la túnica de Xichen. "Tío, ¿podríamos comprar un juguete para el joven maestro Jin?"

Xichen inhala suavemente, enfriando su sorpresa. Sonríe, "Es una idea maravillosa. ¿Qué sugieres?"

Sin dudarlo, A-Yuan señala las peonzas.

Con un juego de peonzas en una bolsa de papel en una mano y la mano de su sobrino en la otra, Xichen es recibido en la Secta Jiang por una mujer alta, con rostro pétreo y una daga al costado. Ella se inclina respetuosamente y hace un gesto hacia la entrada.

"El Líder de la Secta Jiang acaba de terminar los ejercicios de entrenamiento con los discípulos. Él estará con ustedes en breve".

Los lleva al salón principal y los hace sentarse en una mesa lo suficientemente grande para que dos compartan un solo lado. Xichen se sirve té de la tetera que le ofrecen y le ofrece un poco a su sobrino, pero el niño se niega cortésmente y parece contento de moverse inquieto a su lado. La mujer está de pie junto a la entrada, de espaldas a ellos, mirando fijamente hacia el pasillo.

Lan Xichen nunca había conocido personalmente a las Arañas de Yunmeng, pero las había visto. Habían sido los discípulos más preciados de Madam Yu, agudos y casi incomparables en habilidad. No había escuchado que Jiang Wanyin había seguido los pasos de su madre, pero no pudo sentirse sorprendido completamente. Antes de reflexionar más sobre esto, oye una conmoción en el muelle. La Araña entra y se gira hacia el frente. El líder de la Secta Jiang llega tan sutil como una tormenta.