trece

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Listo, no aguantaba más.

— Hoy estuviste genial también amor. — dijo Deuz levantando sus pantalones del suelo.

Fred abrazaba su estómago, le dolía mucho, las mordidas bruscas del moreno siempre le dejaban marcas muy feas que tardaban semanas en desaparecer.

— Lo hizo bien, amo. — respondió el azabache volteando poco a verlo. Sí no lo hacía de esa manera le castigaba de forma horrenda.

— Tengo una junta justo ahora, debo irme. Pero sería genial venir mañana también.

¡No! ¡Que martirio! Pensó Fred.

— Pero el trabajo no espera a nadie, ¿Cierto?

— Tiene razón. Debe concentrarse en el trabajo por ahora.

— Sí, vendré a jugar después. — respondió Deuz despidiéndose con desdén.

Tenía que escapar a como fuera lugar. No soportaría ni un día más de sexo tan salvaje. Y no podía opinar sobre cómo hacerlo. Así que no le quedaba de otra.

— Sí no lo hago estoy seguro que moriré. — susurró Fred con una pequeña sonrisa en su rostro, le emocionaba la idea de irse.

Sólo debía saltar la gran barda sin que nadie lo viera.

Complace me (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora