dieciséis

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Freddy subió piso por piso por las escaleras.

En el quinto piso en encontró una sala que decía; — No pasar.

Claramente abrió la puerta y atravesó al otro lado.
Había Freds, pero apagados, desmantelados, sin partes del cuerpo.

Parecía un taller mecánico para objetos oxidados o maltratados.

Caminó hasta el fondo dónde encontró uno sentado.

Ese Fred tenía todas sus partes completas, llevaba ropa y parecía respirar, lo que significaba que estaba despierto.

— Hey. — habló Freddy casi en un susurro.

El robot levantó con rapidez la cabeza y abrió los ojos, miró en todas direcciónes hasta encontrar a Freddy. Sonrió con tranquilidad, se levantó y se acercó a Freddy.

— Buen día, ¿Tú eres mi amo? — preguntó tomándole de la cintura, lo pegó hacía él.

Freddy mordió su labio inferior. Jamás había visto uno tan de cerca. Era realmente excitante.

— Sí, lo soy. — respondió colgándose de sus hombros —, Ahora has todo lo que yo te diga.

— A sus órdenes.

Complace me (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora