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No se emocionen tanto uwu

Los días siguientes Kakashi estuvo teniendo actividad constante. A veces fruncía del ceño, movía los dedos de las manos, o movía ligeramente las mejillas. Todas esas señas tenían extremadamente feliz al omega que añoraba que su alfa despertara pronto.

Aquel día su suegra había llegado a relevarlo en el cuidado de Kakashi así que se marchó a su casa, condujo hasta la residencia y casi de inmediato fue a botarse a la cama, estaba agotado y gruñó un poco al escuchar su teléfono vibrar.

La pantalla mostró el nombre de Naruto, entonces se sentó en la cama, ese niño se había ganado su corazón y siempre tendría tiempo para él.

— Hola Naruto.

— Soy Kushina cariño, ¿cómo estás?

— Me da mucho gusto hablar contigo Kushina y bueno yo...

Pasó casi dos horas hablando con aquella mujer, le contó todo lo que había vivido en esos años incluyendo a Kakashi y el accidente. Lloró mientras la mujer pelirroja lo consolaba por el teléfono, y tal como era característico de cualquier Uzumaki logró levantarle el ánimo y le prometió que un día iría a visitarlo junto con Minato y Naruto.

Cuando colgó su teléfono estaba casi muerto pero estaba tan cansado que no quiso pararse a buscar el cargador y se durmió.

Óbito Uchiha marcaba el número de Iruka cuántas veces pudo, pero no había respuesta.

— Rin, sigue sin contestar.

— Entonces ve a buscarlo.

El pelinegro asintió y salió corriendo del hospital para buscar a aquel omega.
Tocó la puerta muchas veces hasta que un despeinado y adormilado Iruka le abrió.

— Ah, eres tú. Pasa.

— ¡No! ¡Ponte zapatos y vámonos!

— ¿Qué sucede?

— Kakashi despertó.

— ¿QUÉ?

Iruka corrió a tomar el primer par de tenis que encontró, las llaves, su teléfono y cargador y rápidamente fue junto con Obito hasta su auto. 

— ¿Despertó de pronto?

— Akane lo estaba cuidando cuando empezó a balbucear.

El omega comenzó a llorar, esta vez estaba feliz.

— ¿Y tú lo viste?

— No, tú tampoco podrás verlo hasta dentro de unas horas. Primero tienen que hacerle muchos análisis, estuvo un mes en coma y deben hacerse cargo de que todo esté bien.

— Entiendo.

Llegaron al hospital, directo a la sala de espera donde estaba Rin, Akane y Sakumo. El castaño saludó a todos y conectó su celular en un enchufe para poder cargarlo.

Iruka para no perder la cabeza durante la espera comenzó a mensajearse con su mejor amiga y a jugar cualquier cosa en su celular.

Pasaron cuatro horas en total hasta que Shizune salió de la habitación, seguida por muchos médicos y enfermeras más.

La pelinegra se dirigió a la familia, donde todos la esperaban de pie.

— Kakashi está despierto, hasta el momento ha respondido bien, recuerda lo que hizo antes del accidente, el año en que vive y casi todo de su vida, aún así lo preferible es que por el momento no lo presionen a recordar alguna cosa qué haya olvidado. Por otra parte apenas vamos a revisar todos los estudios que les hicieron, así que en un rato más les diremos todo en cuanto a su condición.

— Muchas gracias.

— Pueden pasar a verlo, uno por uno, les recuerdo que no deben atosigarlo, así que háblenle con calma, y procuren no tocarlo bruscamente, seguramente las fracturas aún no pegan del todo.

— Está bien. Gracias.

— Supongo que tú pasarás primero ¿verdad?— le cuestionó la omega al profesor.

Iruka miró a sus suegros buscando aprobación y cuando ellos asintieron con la cabeza el le dijo a Shizune que sí.
Siguió a la doctora hasta la habitación del alfa, abrió la puerta con las manos temblando, y solo pudo llorar cuando vio a Kakashi con los ojos abiertos.

Corrió hacia la cama y desobedeciendo las indicaciones abrazó a Kakashi con algo de fuerza, escondió su rostro en el cuello del alfa buscando ese aroma del que fue privado durante un mes.

— Hola.

Iruka se incorporó al escuchar la voz del peliplata y acunó el rostro del mayor en sus manos.

— Te amo.

— Yo también te amo.

El castaño siguió llorando mientras Kakashi le sonreía e intentaba consolarlo.

— Tranquilo, ya no llores amor.

— No tienes idea del miedo que tuve, creí que te perdería para siempre...

Kakashi negó con la cabeza y con su brazo sano tomó la mano de Iruka. Casualmente la izquierda.

— Ah, veo que lo traes puesto.

— ¿Qué?

— El anillo.

— Óbito me lo dio.

Kakashi le quitó el anillo y lo observó unos segundos.

— Iruka Umino, quiero amarte toda mi vida, pasar cada amanecer a tu lado, así que amor mío ¿te gustaría casarte conmigo?

El castaño asintió con la cabeza y casi se lanza encima del alfa para envolverlo en un fuerte abrazo.

— Auch. Amor, me duele ahí.

— Lo siento.

Kakashi tomó la mano del omega y le colocó el anillo, después tras un largo mes ambos se besaron. Iruka se sentía desfallecer por sentir aquel contacto una vez más. El beso fue largo, hasta que ambos se separaron para poder respirar correctamente.
El alfa le hizo una seña a Iruka para que se sentara en la orilla de la cama.

— Futuro esposo. Quiero explicaciones de porque estás tan delgado— dijo Kakashi mirando al castaño con una ceja enarcada.

— Bueno yo...

— Sin excusas vas a empezar comer bien.

— Sí señor.

— Oye.

— ¿Mmm?

— Te amo.

EclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora