16

1.5K 176 53
                                    

Una semana pasó y Kakashi e Iruka iban en camino a la casa de los Uchiha para ver al nuevo bebé.

— Qué gusto verlos— dijo el pelinegro abriendo la puerta de su casa.

— Te quedan lindas las ojeras eh— se burló Kakashi.

— Amo a mi hija con mi vida pero tiene una manía con llorar a media madrugada y nos despierta siempre— se quejó el Uchiha.

Recorrieron el pasillo de la gran casa hasta llegar a la sala donde Rin estaba viendo el televisor mientras cargaba a la nena.

— Vinieron a vernos, ¡qué bueno!

Iruka empujó la silla de su novio hasta quedar cerca de la omega y de la bebé.

— Ella es Kioko.

La castaña le extendió los brazos al alfa para que cargara a la niña y este la recibió con una sonrisa.

— Ay qué linda es. En definitiva no se parece a ninguno de ustedes.

Óbito y Rin se indignaron y rieron un poco. Nohara fue a la cocina por el biberón de la niña.

— Kioko, tú tío Kakashi es un idiota.

— Nah, soy el tío buena onda. Pregúntale a Haru.

— ¿Quieres cargarla Iruka?

El castaño asintió y recibió de los brazos de su novio a Kioko.

— Ay, es muy pequeña.

La tomó entre sus brazos y comenzó a acariciar la cara de la Uchiha.

— Ya te queda ¿no Iruka?— dijo Óbito levantando ambas cejas repetidamente.

— ¿Me queda qué?

— Un bebé.

El omega se sonrojó y miró a su novio quien le regaló una sonrisa ladina.

— Digo, después de a cirugía es muy probable que puedan tener uno.

— Supongo— concluyó el alfa mirando a su novio.

La bebé había tomado el índice de Iruka entre su puño y al parecer no tenía intenciones de soltarle lo que solo hizo enternecer a los presentes.

— Creo que eres el tío favorito de Kioko eh.

La plática se vio interrumpida por un niño pelinegro corriendo a toda velocidad hasta Kakashi.

— ¡Tío!

El niño se subió sobre el regazo del alfa y lo abrazó con toda su fuerza.

— Hola campeón.

— Te extrañé mucho. Mamá y papá me contaron todo, estoy feliz de que estés bien.

— Oye, no llores— dijo el alfa limpiando la cara de su sobrino.

— No estoy llorando— se negó inútilmente.

La atención de Haru, Kakashi e Iruka se centró en Obito al escuchar el "clic" de una cámara.
El azabache les había tomado una foto, y giró el celular para mostrárselas.

— Me corrijo. A ambos ya les queda ser papás.

En la imagen se veía a Iruka cargando a Kioko mientras sonreía viendo a Kakashi con Haru en su regazo.
El omega se sonrojó y rió un poco, Kakashi volvió a su plática con Haru sobre qué no tenía nada de malo llorar.

Rin volvió y recibió en sus brazos a su hija para darle el biberón.
Todos pasaron al comedor a poder degustar la cena que hizo Nohara.

— ¿Saben que habrá luna roja?— cuestionó Rin dando un bocado a su comida.

— ¿Cuándo?— preguntó Kakashi.

— Se tiene prevista para pasado mañana— respondió Obito.

— ¿Qué es la luna roja mamá?— cuestionó Haru.

— Es una especie de ritual que solían hacer nuestros antepasados. En la noche la luna se torna roja y cualquier lobo mayor de quince años aflora sus instintos y su casta. Puede ser una noche linda porque muchos destinados se encuentran, pero también resulta peligrosa puesto qué hay alfas que pierden el control de sus instintos.

— Ohhhh.

Terminaron de cenar con aquella noticia en mente. Después de otro par de horas la pareja se despidió de sus amigos y de Haru y volvieron a su casa.

Kakashi repitió el proceso de bañarse y cambiar sus sondas, cuando terminó esperó en la silla hasta que su novio saliera de su ducha.

No quería ver la tele, así que la apagó y empezó a configurar su nuevo teléfono celular puesto que el anterior se había perdido en el accidente. Entró a todas sus cuentas y activó el respaldo para toda su información.

El carrete de fotos se llenó con las que tenía antes, observó algunas con algo de nostalgia, hasta que Iruka salió del baño secándose el cabello con la toalla.

— A dormir.

El castaño pasó a Kakashi al colchón y después se metió a la cama con su alfa, que lo envolvió en sus brazos de inmediato.

— Iru.

— ¿Sí amor?

— Tengo miedo.

— ¿De qué?

— De no poder darte una familia.

— No te adelantes cariño, la cirugía saldrá bien, ya lo verás.

El peliplata sonrió débilmente y estrechó más el abrazo.

— Muero por casarme contigo y formar una familia Iruka Umino.

El castaño se sonrojó y se acurrucó más al cuerpo de su novio.

— Yo también amor.

Pasó un día más y aquella noche tendría lugar la luna roja.

Kakashi e Iruka se quedarían en casa, verían películas y pasarían aquella noche como cualquier otra, ese era el plan.

Por seguridad habían cerrado con seguro todas las puertas y ventanas de la casa, y habían activado el sistema de seguridad.

Para aquel momento la pareja se encontraba en la cama de su habitación platicando sobre cosas triviales.

Ambos ocultaban la ansiedad y miedo que sentían porque vamos, ¿qué pasaría si alguno de los dos tuviera un destinado?
Sabían que no era obligatorio que los destinados se quedaran juntos pero el miedo a que alguien quisiera quitarles a su pareja no se iba.

— ¿Quieres helado amor?— cuestionó el castaño.

— Está bien bebé.

El omega fue a la cocina y volvió con un bote de helado y dos cucharas. Ambos comían mientras veían el televisor, cuando los instintos del omega comenzaron a aflorar.

Sintió su entrada lubricada, no tanto como en sus celos, pero sí un poco. Su aroma cambió a uno atrayente, que no tardó en hacer girar la cabeza del alfa para ver a su novio sonrojado.

— ¿Qué está pasando?

— No sé, de pronto me puse caliente.

Kakashi se sonrojó y giró su rostro hacia el frente.

— La luna te está afectando cariño. Aún así, ¿qué quieres hacer?

Iruka se encogió de hombros.

EclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora