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En el bosque cerca de Musutafu, una ciudad de Japón, se encontraba un niño de pelo verde, muy largo desalineado, de más o menos 5 años de edad, ojos verde esmeralda con cuatro pecas debajo de cada uno. También se podía notar el niño con múltiples heridas, quemaduras y lo más notorio, un agujero en su pecho y la falta de un brazo izquierdo. Con las escasas fuerzas que le quedaban consiguió decir unas cuantas palabras.

???: ¿Por qué me pasa esto a mí? Yo solo quería ser un héroe. ¿Por qué tuve que nacer sin un don? ¿Por qué todos me odian? —Esas eran las preguntas que se hacía el pequeño niño de 5 años. Finalmente su hora había llegado y en sus últimos momentos de vida pudo ver su corta vida pasar en fracciones de segundo.

Hace 1 año

En una residencia en Musutafu destacan dos pequeñas lechugas corriendo por la casa sin preocupaciones. Estos eran Izumi e Izuku Midoriya, dos pequeños hermanos que aspiraban a ser el dúo de héroes número 1 y símbolos de la paz.

Ese día en especial los hermanos estaban realmente emocionados. Hoy sería el día en el que irían al hospital para que les hiciesen las pruebas que dictarán que don utilizaran para llegar a cumplir sus sueños. Junto a ellos se encontraban sus padres, Hisashi e Inko Midoriya, una pareja muy cariñosa con sus hijos.

Izumi: ¡Qué ganas tengo de saber cuál es mi don, hermanito! —Los hermanos se encontraban en la sala de estar de la casa, esperando a que su madre terminara de cambiarse.

Izuku: Por fin veré cual es mi don y espero que sea muy fuerte para convertirme en el héroe número uno.

En el hospital

Doctor: Buenas tardes familia Midoriya, ¿qué es lo que necesitan? —Un hombre de avanzada edad, completamente calvo, con un abundante bigote y unas gafas amarillas con un lente verde, en su cuello se encontraba un fonendoscopio, les hablaba con un tono monótono y algo serio.

Doctor: Buenas tardes familia Midoriya, ¿qué es lo que necesitan? —Un hombre de avanzada edad, completamente calvo, con un abundante bigote y unas gafas amarillas con un lente verde, en su cuello se encontraba un fonendoscopio, les hablaba con un ...

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Inko: Bueno hemos venido para ver cuáles son los dones de mis hijos. —La voz de Inko era una esperanzadora, estaba realmente feliz por sus hijos, ver esa ilusión en la cara de de sus descendientes la llenaban de alegría.

Doctor: Muy bien. Seguidme niños. —Sin decir nada se levantó de la silla, al mismo tiempo que los niños.

Los hermanos: ¡Sí!

Los minutos pasaban y Inko esperaba pacientemente a que sus hijos volvieran de la prueba de dones. En lo más profundo de su ser tenía el presentimiento de que algo malo iba a pasar. Tras esperar unos 15 minutos más la puerta de la habitación se abrió, siendo el doctor junto a los pequeños hermanos, quienes estaban muy emocionados. El doctor se sentó en su silla, mientras que los pequeños se sentaron juntos en la misma silla, pues al ser tan pequeños podían caber ambos sin problemas.

El Poder De Los PecadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora