25- Parte 2

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Capítulo final

—¿No crees que es un momento solo de ellos seis?

—Mi hijo está dentro, esto también me incumbe—No tiene argumento que me contradiga por lo que me libero de su agarre y tan pronto como puedo entro a la casa ignorando como Mia grita contra su hermano, Alex y Setff le ruegan que se tranquilice pero ella lucha por alejarse del abrazo a la fuerza de su padre e ignora a Mia quien le pide perdón. Mis ojos en este momento solo están enfocados en encontrar a mi hijo.

Mi corazón se encoge y se estruja de alegría cuando noto una pequeña butaca de bebé sobre el suelo alfombrado de la sala, dentro de ella hay un pequeño bultito de sabanas color menta que se mueve y sé a la perfección quien lo hace.

Mia

Lucho oponiendo resistencia a mis hermanos e ignorando a mi madre quien está haciendo el ridículo arrodillada a mi pies pidiendo perdón mientras llora desconsoladamente, su desespero me está desesperando a mí y lo único que me preocupa es la tranquilidad de mi bebé y no alterarme a mí para que esta caótica situación no me estrese y causa estragos.

—Por favor, Mia, no puedo cargar con esto mi niña.

—¡Ponte de pie amá!—Ruedo mis ojos y Mio se encarga de poner de pie a Mia, es Alfredo quien logra hacerla entrar en razón y en consecuencia generando que deje de llorar y hacer ruido. Miro por unos segundos asegurándome que Archivaldo -aunque me disguste- esté cuidando correctamente a mi hijo, una vez asegurada de eso me devuelvo hacia mi familia quien me mira con expectativa pura.—¿Qué quieren? ¿Qué hacen aquí? ¡Me dejaron sola!

—Nunca fue nuestra intención, hij...

—Pero lo hicieron de todos modos. Y eso no me lo olvidaré.

—Pero si podemos cambiarlo—Se apresura a decir Alfredo—Sabemos que eres igual de necia que yo, seas o no biológicamente mi hija, que eso realmente me vale madres, yo te crié, compartí y di todo mi para ti, eres mi pequeña copia y por eso mismo creí que lo mejor era darte espacio, porque así lo hubiese querido yo.

—¿Ah sí? ¿Y por eso aún afectado con la noticia te refugiate en tu familia? 

—¿Quien dijo que eso nos afectó, Mia? Si, fue un shock enorme y una sorpresa que ninguno esperaba pero que en nada cambió la forma de nosotros verte a ti, sigues siendo la niña risueña de cabellitos café oscuro que corre por los viñedos de tus abuelos, que se peleaba a golpes con los compañeritos de la escuela para defender el apellido y que cada palabra, cada gesto y acción tuya destila ser una Guzmán.

—Tal vez no saliste de mis entrañas, Mia, pero eso de nada cambia la forma en que te amamos, cariño.—La caricia de mamá en mi mejilla provoca que mis barreras se caigan y mi llanto se desencadene—Amar no es decisión de sangre sino una cuestión del corazón, si tu tío esa noche no hablaba te hubiéramos seguido amando como a una hija más, porque a eso no habrá palabra ni estudio que lo cambie, mi niña.

Controlo mi llanto para poder pronunciar entre sollozos la duda que me carcome desde hace semanas.—¿Por qué me dejaron sola entonces?

—Nos dedicamos a buscar paz, tranquilidad y seguridad para cuando tu y tu niñito salieran del hospital, tienes a muchas personas detrás de ti enojados por como trataste a Amelia pero..—Mi confusión lo nota Alfredo quien aclara—Amelia es la plebe que... tu y tu tío secuestraron.

—¿La verdadera Mia?—Digo sin rodeos y ellos tardan en asentir—¿Qué sucedió con ella?

—Desde el primer momento en que Ovidio obligó al médico que la trajo al mundo a explicarle la verdad -antes de hacerlo desaparecer-, se negó a creerlo, más tarde entendimos por qué.—Dice Mio. Continua.—Es hija de nuestro mayor enemigo, el día en que la liberaron nos juró venganza y desde allí se ha encargado de poner en acción sus palabras.

Hᴇʀᴇᴅᴇʀᴏs |Mɪᴀ ʏ Aʀᴄʜɪᴠᴀʟᴅᴏ Gᴜᴢᴍᴀ́ɴ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora