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11 | Herederos
"..Como Adan y Eva tengamos nuestros pecados, como dos ladrones, un secreto bien guardado.."

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Tres semanas después

Una fiesta se llevaba a cabo en nuestro rancho apenas el sol se había caído entre las sierras a modo de celebración por el regreso de mis viajes, primero con mi tío y finalmente con mi padre, quien estaba hasta más emocionado que todos por el recibimiento.

Después de la descontrolada cena -donde ninguno tenía un lugar fijo- y la cual transcurrió entre conversaciones a los gritos, risas y anécdotas de nuestros viajes, comenzó la tan esperada y ansiada peda por mi padre, quien en ningún momento de nuestro viaje dejó de mencionar lo necesitado que estaba de eso y al estilo mexicano.

De pronto, la banda que resonaba por el rancho moviéndonos a todos a su compas cambió drásticamente por un estilo lento y romántico en el que las parejas se unieron para bailar la canción, que a Mio se le diera con Leticia y Archivaldo por fin pudiera estar junto a mí sin tener que contenernos pues estaba justificado nuestro acercamiento.

—Te extrañé mucho.—Me sincero en un susurro. Descanso mi cabeza en su pecho, debido a la diferencia de altura, y me doy el lujo de aspirar su delicioso y tan característico aroma varonil.

—Yo más, princesa.—Besa mi cabello y me siento en paz de volver a estar entre sus brazos después de tanto tiempo y con tantos kilómetros de distancia separándonos.

—¡Deja de pisarme, Alfredo!—Suelto una carcajada al oír el grito de mi madre pero no cambio mi posición.

—Escucha esa rolita—Me susurra Archi al oído mientras tararea la canción—Gracias por quererme como yo te quiero, no me veo sin ti y no te exagero.

—Y si a lo mejor no todo es perfecto pero se soluciona con besos.—Le sigo.

Igual te hago enojar, hasta a veces llorar, mas sabes que te amo y quiero que recuerdes esto.—Archi nos separa para vernos a los ojos y me dice con una sonrisa:—Siempre te voy a querer, mi niña.

—Eres tan precioso—Muerdo mi labio al contenerme las ganas de querer besarlo, es algo que ansío desde que regresé por la tarde peor al estar rodeados por nuestra familia fue imposible.

Me aseguraré de enamorarte cada día, aun con mis defectos, aún con mis locuras y mis tonterías.—Nuestras manos ahora cambian y de mi cintura pasan a mis hombros y de sus hombros a su cintura.

—Siempre te voy a querer.

—Bueno, permiso sobrino, te robo a MI niña, ya deja de beber como condenada.

—No esté ofendiendo a mi vieja.—Me susurra Archi haciéndome carcajear y a papá confundir ya que no alcanzó a oírlo.—No, oiga tío, usted ya la tuvo por dos semanas.—Se queja Archi y mi padre ríe.

—Ay mijo, me hiciste acordar a cuando te quejaste porque no dejaría que Mia tenga novios y tu te querías casar con ella.—Mis ojos casi se salen de su lugar pero no puedo evitar el echarme hacia adelante por la sorpresa, Archivaldo sólo se sonríe con una incomodidad que creí haber notado solo yo hasta que papá volvió a hablar—¿Qué sucede? ¿Por qué esas caras de susto plebes?

—¡Carnal!—Mi tío Ovidio se hace presente ante nosotros y por alguna razón podemos respirar con tranquilidad dándonos una mirada cómplice con Arch, quien me extiende su mano una vez mi padre se distrae hablando con su hermano, y nos alejamos de ellos.

Hᴇʀᴇᴅᴇʀᴏs |Mɪᴀ ʏ Aʀᴄʜɪᴠᴀʟᴅᴏ Gᴜᴢᴍᴀ́ɴ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora