Dos

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Me desperté debido al estruendoso ruido que causaban las hijas de mi vecina al pelearse entre ellas. Suspiré hundiendo mi cara en la almohada con la intención de no moverme de la cama en todo el día.

Tenía mucho frío y no me apetecía nada tener que moverme de mi cálida cama por lo que cogí mi móvil que estaba en mi mesita de noche dispuesto a pasarme toda la mañana navegando en internet pero mis ojos se abrieron exageradamente al comprobar que eran las 14:30. No sabía en qué momento había dormido más de doce horas pero lo asocié con el cambio horario de Canadá a Corea.
Olvidándome de la calidez que me otorgaban las mantas me levanté rápidamente maldiciéndome por haber dormido tanto.

Fui al baño y me di una ducha mientras mi estómago rugía pidiendo algo de comida, me vestí con lo primero que encontré y fui a mi pequeña despensa que era tan solo un cajón donde guardaba comida que podía cocinar fácilmente y saqué ramen instantáneo.
Lo cociné mientras miraba las notificaciones de mi móvil y tuve que comérmelo rápidamente aunque mis ojos lagrimeaban un poco debido a lo caliente que estaba.

Me dirigí a mi dormitorio para preparar mi mochila y mi guitarra, cogí las llaves de mi casa y finalmente salí a la calle.

Oí como mi vecina obligaba a sus dos hijas a disculparse entre ellas, nunca había sido muy fan de ese método porque solo conseguía enfadar más a los niños y entonces me acordé de Donghyuck, era muy similar a esas niñas de seis años que tenían rabietas por cualquier cosa solo que Donghyuck ya era todo un adolescente.

Suspiré rezándole a lo que fuera que existiese para que viniese más calmado esa tarde  y me demostrase que podía ser una buena persona aunque recordando las palabras del profesor no debía tener muchas esperanzas puestas en ello.

Conseguí coger el autobús tras andar varias calles y me felicité por ello. Debía adaptarme poco a poco a mi nueva rutina.

Cuando nos acercamos al conservatorio sonreí inconsciente al verlo por la ventana; era un edificio muy bonito y grande pero lo que más me agradaba era el ambiente que había allí. Las personas iban felices de una clase a otra y se podían oír violines afinando a lo lejos o un ensayo de la orquesta, olía a madera y la calefacción estaba bastante caliente excepto en el auditorio. Era un edificio moderno pero con algunos pequeños toques antiguos y era muy agradable de observar.

Salí del autobús sin ninguna prisa ya que iba bien de tiempo y me abracé a mí mismo al sentir el frío en la calle deseando con todas mis fuerzas entrar ya al cálido edificio. Era irónico que mi país natal fuese Canadá y a la vez fuese tan propenso a pasar frío.

Entré por la enorme puerta y giré mi cabeza al oír a un grupo de chicos reír escandalosamente a mi lado. Donghyuck estaba entre ellos pero con una expresión de querer asesinarlos a todos, me pregunté si se pasaba todo el día enfurruñado. Parecía decirles que no tenía gracia , por lo que supuse que se estaban riendo de algo relacionado con él aunque parecía que eran amigos suyos.

En ese preciso momento Donghyuck me miró fijamente y no supe dónde meterme al notar que frunció el ceño porque le estaba observando. Se acercó hacia mí a paso rápido despidiéndose del grupito con un leve movimiento de mano y yo tuve miedo de que viniera a montarme alguna escena pero simplemente se quedó enfrente mía.

–Ah- ¿hola?– Dije golpeándome mentalmente por haber sonado tan estúpido pero es que no tenía ni idea de lo que estaba pasando.

–Vamos al auditorio, ¿no?– Fue lo único que me respondió mirándome con una expresión neutra. Yo solo me confundí aún más.– Tú y yo tenemos que ir al auditorio, pues vayamos juntos. Tiene sentido, ¿no?

–Ah, claro.– Quise que la tierra me tragase por no haber pillado a la primera lo que me quería decir pero él pareció no darle importancia comenzando a caminar. Yo lo seguí pero como era bastante incómodo ir juntos y no dirigirnos la palabra intenté sacar tema de conversación.– Al final te has dignado a venir, ¿no? Ayer te fuiste muy enfadado.

Sing with me//Markhyuck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora