Capitulo 12 En el que Kakashi va a un país extraño en busca de un conjuro

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La nada no tenía más de dos dedos de espesor. Al otro lado, en una tarde gris y húmeda, había un camino de cemento que llevaba hacia la puerta de un jardín. Kakashi y Naruto estaban esperando en la puerta. Al otro lado salía una carretera llana flanqueada por casas. Iruka miró hacia atrás, tiritando un poco por la llovizna, y vio que el castillo se había convertido en una casa de ladrillos amarillos con grandes ventanas. Como todas las demás casas, era cuadrada y nueva, con una puerta principal de cristal ondulado. No había nadie paseando. Tal vez fuese por la lluvia, pero Iruka tuvo la sensación de que la verdadera razón era que, a pesar de que había muchas casas, estaban en algún lugar a las afueras de una ciudad.


—Cuando hayas terminado de fisgonear... —lo llamó Kakashi. Su traje gris y escarlata estaba salpicado de gotitas de agua. Llevaba en la mano un manojo de llaves extrañas, la mayoría de ellas planas y amarillas, que parecían encajar con el estilo de aquellas casas. Cuando Iruka llegó por el camino, dijo—: Tenemos que vestirnos de forma adecuada para este sitio.

Sus ropajes se volvieron borrosos, como si la llovizna que le rodeaba se hubiera convertido de repente en niebla. Cuando volvió a enfocarse, seguía siendo gris y escarlata, pero con una forma totalmente distinta. Las larguísimas mangas habían desaparecido y el conjunto le quedaba mucho más suelto. Parecía viejo y gastado. La chaqueta de Naruto se había convertido en una especie de cosa rellena que le llegaba a la altura de la cintura. Levantó el pie, que estaba enfundado en un zapato de tela, y se quedó mirando el material prieto y azul que le rodeaba las piernas.


—Casi no puedo doblar las rodillas —dijo.

—Ya te acostumbrarás —dijo Kakashi—. Vamos, Iruka.

Sophie se sorprendió al ver que Kakashi los conducía de vuelta por el mismo camino que habían venido, hacia la casa amarilla. En la espalda de su chaqueta, había unas palabras misteriosas: SHIKAMARU TU AMO. Naruto siguió a Kakashi, con el paso envarado a causa de los pantalones. Iruka miró hacia abajo y vio que se le veía un trozo de las piernas delgaduchas sobre los zapatos nudosos. Por lo demás, no había cambiado mucho.


Kakashi abrió la puerta de cristal ondulado con una de sus llaves. Junto a la puerta había un cartel colgado de unas cadenas. RIVENDELL, leyó Iruka mientras Howl la empujaba a entrar en un vestíbulo limpio y reluciente. Parecía que había gente en la casa. Se oían voces agudas al otro lado de una puerta. Cuando Kakashi la abrió, Iruka se dio cuenta de que las voces salían de unas imágenes mágicas de colores que se movían en la parte delantera de una gran caja cuadrada.


—¡Kakashi! —exclamó una mujer que estaba sentada haciendo punto.


Dejó la labor, con expresión un poco molesta, pero antes de que pudiera levantarse una niña pequeña, que estaba mirando las pinturas mágicas muy seria con la barbilla apoyada en las manos, se levantó de un salto y se lanzó hacia Kakashi.


—¡Tío Kakashi! —gritó, y se encaramó de un salto sobre él, enganchando las piernas a su espalda.


—¡Mirai! —exclamó Kakashi como respuesta—. ¿Cómo estás, tesoro? ¿Te has portado bien? —entonces él y la niña se pusieron a hablar en una lengua extranjera, rápido y en voz alta. Iruka se dio cuenta de que tenían una relación muy especial. Se preguntó qué idioma sería aquel. Sonaba parecido a la canción de Obito sobre la sartén, pero era difícil de saber. Entre las parrafadas en aquella lengua, Kakashi consiguió decir, como si fuera ventrílocuo—: Esta es mi sobrina, Mirai, y mi hermana Kurenai Yuhi. Kurenai, estos son Naruto Uzumaki e Iruka, esto...

El Castillo De KakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora