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🌆 OS - VII EMBARAZADO (4/4)

Era el séptimo mes de embarazo, los cambios de ánimo y antojos no eran tan frecuentes como antes, así que Yamaguchi podía actuar como siempre lo fue, porque recordar todo lo que hizo en los primeros cinco meses le avergonzaba demasiado.

Lo malo, es que siempre se encuentra cansado y le dolía la cabeza. Según Ennoshita eran síntomas normales y hasta ahora todo estaba yendo bien. Sin embargo, podría tener un parto prematuro y debían estar preparados para ello.

Ese día de noviembre hacía mucho frío, aunque no habían muchas nubes. Toda la manada estaba abrigada, tenían suministros para el invierno, los pequeños corrían de aquí para allá y los adultos conversando entre sí.

Tadashi estaba con los otros omegas, cuidando de los cachorros de una madre que estaba enferma ese día. Él estaba algo asustado, últimamente hacía mucho frío y tenía miedo de enfermarse o que su bebé lo hiciera. Así que se quedó a cuidar a esos niños junto a Akaashi para calmarse.

El otro omega estaba con cinco meses de embarazo, así que mostraba más expresiones y se molestaba con facilidad. Ese día su alfa -Bokuto- debió salir con los demás alfas de la manada más el lider -Ennoshita- para ir por más suministros.

- Atsumu, no golpees a Osamu - se acercó a los gemelos para separarlos y distraerlos para que evitarán peleas.

Como su madre estaba enferma, ellos estaban nerviosos y se desquitaban con cualquiera. Tadashi suspiró al verlos tan frenéticos, al menos él tendría un solo bebé y eso ya era mucho trabajo.

Luego vuelve con Akaashi que veía la escena y abrazaba a Samu para calmarlo. Mientras Tsumu se iba con Yamaguchi. Sin embargo, la panza del pecoso hacía que lo pudiera abrazarlo con todo su ser y solo le hacía mimos en su cabeza.

Con sus aromas lograron calmar sus revoluciones. Todos fueron a casa de Akaashi porque ya hacía mucho frío y debían entrar en calor. Ambos gemelos durmieron tranquilamente en la cama del omega, mientras ellos se iban al sofá a comer un poco.

Siguieron así hasta que el cielo se nubló totalmente, se acercaba una gran tormenta que le daba mala espina al pecoso. El jefe y los alfas aún no llegaban y estaba intranquilo, al igual que Akaashi, solo que no lo hablaba mucho. Aún así, fue a buscar las prendas del búho para sentirlo a su lado.

Eran las seis de la tarde, y caminaba de una lado a otro cerca del ventanal observando como el cielo estaba tan oscuro. Mordía su labio y sus uñas, se sentía ansioso de que su esposo no llegara a casa antes de éste temporal. Se hacía preguntas son suposiciones un tanto exageradas.

Pero todo eso quedó en el olvido cuando sintió un líquido entre sus piernas y el dolor invadió su vientre. Sus feromonas se volvieron espesas y un tanto amargas que inundaron la habitación entera. Su rostro se mostraba asustado y exhaltado.

Akaashi corrió hacia el menor, no sabía que hacer en estos casos, a penas había dejado de ser cachorro hace unos meses, así que esto era algo nuevo.

- N-Necesito a m-mi alfa... - con lágrimas en sus ojos, el omega rogaba por su pareja por lo asustado que se encontraba.

- Te llevaré a casa - dijo Akaashi, se le ocurrió que allí las feromonas de Tsukishima estarían más fuertes.

Lo llevó con cuidado por encima de la nieve, sujetándolo de la cintura porque las piernas de Yamaguchi estaban perdiendo fuerza en ellas, pero su vientre dolía demasiado como para soportarlo. Así que en sus ojos habían un par de lágrimas por ello.

Abrieron la puerta de la cabaña, el olor del alfa estaba en todos los rincones de la casa, poniendo incomodó a Akaashi ya que solo está acostumbrado al de su Bokuto. Lo dejo en la cama matrimonial de la habitación principal. El aroma en Yamaguchi tuvo su efecto esperado, se relajó completamente y el dolor se hizo soportable.