ʀᴇᴡʀɪᴛᴇ ᴛʜᴇ sᴛᴀʀs | ᴋɪᴍ sᴇᴏᴋᴊɪɴ [Finalizada]

A N E X O | S E O K J I N

"¿Cómo pude tener tanta suerte de conocerte?

Si estuviéramos juntos ahora, que bueno sería. Aquí, en mi diario íntimo, está todo lo que quiero decirte, pero no puedo, porque te amo"

Through The Night, IU

Querida Adara;

Después de todo, quizá, tan solo quizá, los milagros, las coincidencias existan.

Oh, tu voz es tan dulce como la recuerdo, ojalá la hubiera escuchado reír, bromear, antes de ahogarse en lágrimas. ¿Qué puedo hacer para que dejes de sufrir por nosotros?

Perdóname, por querer ser egoísta y dejarte, cuando ambos lo único que quisimos, fue amarnos en un mundo lleno de estándares y complacencias ajenas.

Puedo recordarte, entre hipidos;

"No seas egoísta, yo lucho para nosotros, odio saber que no solo me perteneces a mí, sino también a cientos de personas"

Adara, ¿cómo puedo sentirme? Si ni siquiera podía sentir real el escuchar tu voz en el teléfono, llamándome, pidiendo que fuera fuerte por ese nosotros, mientras llorábamos como niños desconsolados, diciendo todo lo que sentíamos en aquel momento. Hablaste de nosotros, de un nosotros, creo que te refieres a ti y a mí, ambos luchando contra el precio que es amar a alguien que no te pertenece y que, no puede ser tuyo.

Aún puedo sentir como el puñado de pastillas pasan por mi garganta, como todo se nubla, para encontrar a Merith junto a YoonGi, mirándome preocupados, Merith extiende su teléfono.

—Atiende por favor —pidió YoonGi—. Es importante

—¿Quién es? —dije sin mirarlos, estaba dándole la espalda

—Toma la llamada, o podrías arrepentirte —fue lo que dijo YoonGi, mientras me ponía el teléfono al oído, mis sentidos hicieron click en tu nombre, siendo tu voz quién los conectara

Las lágrimas brotaron sin ningún tipo de esfuerzo. ¿Realmente eras tú? ¿Mi pequeña Ada? Aquella que sonreía, reía y me daba una palabra de consuelo cuando todo simulaba venirse abajo.

Lo era. Era real. Eras tú

Quería decirte tanto, llorar, correr, reír, expresar cada una de las emociones que era capaz de sentir, pero solo me quedé, ahí, sentado, escuchando el apresurado latido de mi corazón, mientras me regañabas por rendirme.

"¿Dejaste de amarme?"

Te pregunté, fuerte, con voz frágil y tan inestable como lo estaba, negaste y una vez más, tuviste las palabras correctas para darme.