la princesa de los piratas y el príncipe de los cuentos.

Capítulo 1

Pov Crystal.

Me desperté poco a poco acostumbrando mis ojos a la luz que entraba en un luminosa habitación. Me mire sorprendida la ropa, mi camisa holgada de manga larga y mis pantalones negro habían sido replazados por una camisa de manga larga azul y unos pantalones del mismo color muy cómodos y cálidos. Luego toque mi cabeza noté una venda en la herida que tenía, que además ya no sangraba. La habitación en la que me encontraba era tan encantadora que parecía que la había amueblado una princesa.

Me levanté de la comoda cama en la que me encontraba para investigar el lugar, no hallaba en ningun sitio ni mi espada ni mi ropa. Así que tendría que ir en silencio para que no notaran mi presencia.

Cuando por fin vislumbre unas escaleras en las cuales paré antes de llegar al final de estas por que había personas hablando en el salón reunidas en torno a una mesa.

-... Por eso no me molesta para nada ocuparme de ella.-hablo una mujer de pelo negro corto y ojos verdes a una mujer rubia de ojos avellana.

-Gracias por ocuparte de la niña mientras averiguamos de que cuento es.-agradeció la mujer rubia. ¿Cómo se atrevía a llamarme niña? ¿Qué quería decir con un cuento?

-No llevaba nada que la identificará en la ropa. -informó la mujer de pelo negro.

-Bueno, Henry está investigando sobre ella, por la ropa podría ser de Simbad el marino o Peter Pan.- Explicó la otra mujer y en ese momento salí de mi escondite y las dos me miraron sorprendidas.

-¡Conoces a Pan!- grite alterada acercandome a la rubia.

Pov Emma

Me sorprendió ver a la niña que había encontrado está mañana Bella tirada en el suelo y sin conocimiento tan llena de energía y gritona (sí era así recién levantada la íbamos a tener todos los días)

-¡Te ordenó que me digas de que conoces a Pan!- Volvió a gritarnos a Blanca y a mi. Su pelo estaba enredado de dormir pero lo tenía bastante largo y sus ojos eran azul oscuro como sí mirarás un mar en tormenta.

-Tranquilizate pequeña, -hablo con calma Blanca.- aquí estas a salvo.

-¡No!-gritó la chica alterada.-¡Y mi padre y sus hombres!

-He, primero de todo tienes que tranquilizarte.-Le dije con intentando sosegarla.

-Exacto, siéntate.-Apuntó Blanca señalando una silla.-Te preparare algo de comer.

-Tsk.-La niña chasquea la lengua y se sienta a regañadientes.

-Bien.-Colocó una silla delante de la suya y me siento para mirarla a la cara.-¿Cuántos años tienes?

-15.-Responde de inmediato.-La semana que viene cumplire 16.

-Vaya, tendrás la misma edad que mi hijo.-Intento ser amable con ella.- pero, aún no nos has dicho como te llamas, yo soy Emma y ella es Blanca.

-...-La niña permaneció callada un momento y luego medito su respuesta.- Yo soy Crystal.

-Crystal, es un nombre precioso.-Añadió Blanca trayendo un sanwich y un poco de chocolate a la niña.

-Gracias...-dijo la niña en un susurro y empezó a comer a dos carillos.

-Bueno,¿De donde vienes? ¿Y como se llama tú padre?- Le pregunté, tenía que irme a trabajar en un momento.

-No es de su incumbencia.-Me respondió con frialdad.-Usted no ha respondido a la única pregunta que le he hecho, sin embargo he respondido a dos preguntas suyas.

-En eso tiene razón Emma.-He, que eres mi madre, no deberías ayudar a esa niña antes que a tú propia hija.

-Está bien.-Respondo un poco enfadada y poniendome mi cazadora roja favorita.- Que no salga del apartamento, tengo que hacerle más preguntas.

-Descuida Emma.-Asistió Blanca.

Salí de apartamento mirando por última vez a la niña y pensando en lo confusa que estaría. Cerré la puerta y me dirigí a la comisaría.

Pov Crystal

Que se creía esa mujer, podía hacer lo que quisiera. Sólo mi padre mandaba en mi.

-Estoy segura de que quieres salir a fuera.-Me dijo Blanca sonriendome.-Sí no le dices nada a Emma saldremos a pasear, a lo mejor conoces a algúna persona.

-De acuerdo.-asentí.

-Pero antes tenemos que hacer algo con tú ropa...

Al cabo de 20 minutos me había cambiado la ropa que llevaba por una camisa negra de manga larga y unos pantalones vaqueros, al menos podía ponerme mis botas altas. Blanca me peino, pero como siempre partí la mitad de mi cabello en dos y me puse la mitad delante y la mitad detrás.

-Estas preciosa, y no te preocupes también te conseguiremos ropa nueva hoy.-Se comportaba como sí fuera mi madre.

-¿Y mi espada?-Preguntó echandola en falta en mi cintura.

-Aquí no puedes llevar espadas por la calle cielo.-Me cogió de la mano a lo que me solté de mala gana y la seguí a fuera.

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