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Después de aquella noche de lluvia, y antes de que amaneciera, Marinette regresó a su cuarto con cuidado de no hacer ruido y que sus padres la descubrieran.

Aún se le hacía increíble que las cosas hubieran cambiado tanto en las últimas horas, dándole un respiro a sus miedos y temores con la reaparición de su chico.

«Me ama. Adrien me ama. ¡Me ama!»

Cualquiera que pudiera leerle la mente la tacharía de demente, pero la verdad era que no podía reprimir la felicidad que en aquel entonces la embargaba.

Estuvo un par de horas que intentó dormir hasta la salida del sol. No obstante, las ganas de volver a estar con su novio la vencían, por lo que terminó por no pegar ojo en lo que quedaba hasta tener que despertar.

Antes de bajar a desayunar, y así ganando algo de tiempo, se puso a hacer las maletas y se dio una rápida ducha. Dejándolo todo listo para su pronta marcha, pues había decidido regresar a su apartamento en aquella misma tarde de la mano de ese rubio de ensueño que la tenía enamorada.

En cuanto se hubo vestido con unos shorts y una blusa azul, fue directa hacia la cocina, donde sus padres y Adrien ya la esperaban sentados alrededor de la isleta con reposteria variada y café.

—Buenos días. —Saludó ella con una sonrisa de oreja a oreja al interceptar la mirada del rubio.

—Al parecer, más que buenos para ti... —Comentó Sabine, vertiendo un poco de café en su taza.

Sin disimular la inmensa y deslumbrante sonrisa de sus labios, Adrien respondió a su saludo, extendiendo luego una mano hacia su chica, misma que ella no dudó en aceptar. 

—Luces radiante, Princesa... —Los pómulos de la muchacha se encendieron y Adrien soltó una risita, besando sus nudillos con delicadeza.

—Vaya, eres todo un caballero ¿No es así, Tom? —Comentó la Cheng mayor, mientras tomaba asiento en el banquillo frente a ellos.

—Eso parece —Agregó el aludido, dando un largo sorbo a su café —¿Y que tal estuvo tu noche, Adrien? ¿Pudiste descansar? 

—Mejor que nunca, señor —Respondió él al instante, entrelazando sus dedos con los de su pareja —La calma de este lugar es increíble.

Las mejillas de la universitaria se sonrojaron más, tomando asiento al lado de su chico.

—Sí, las noches de lluvia ayudan a conciliar mejor el sueño. —Comentó la mujer, ofreciendo unas pastas a su invitado—. Aunque Marinette suele asustarse con los truenos...

—Hay mucha gente que le teme a las tormentas... —Musitó cabizbaja, dando un bocado de uno de los croissants.

—Tranquila, cielo, nadie te culpa. —Rio su padre, soltando un suspiro al dirigir la mirada hacia su yerno—. Y, centrándonos en lo que importa, ¿Qué nos puedes decir de ti, muchacho? —Todos lo vieron en silencio—. Nuestra hija nos ha contado maravillas de ti, aunque también nos consta de que eras el mismo adolescente que tiraba de sus coletas en secundaria...

—¡Pa-papá! —Exclamó la joven con los ojos bien abiertos.

—¿Qué? Estamos conociéndonos.

Adrien se aclaró la garganta, sujetando con fuerza la delicada mano de la joven antes de comenzar a hablar. 

—Sí, bueno... Reconozco que fui un idiota inmaduro en ese entonces —Sus mejillas adquirieron un tenue rubor mientras ladeaba el rostro para mirar a los ojos a su compañera —Y no niego que aún lo sea...   Pero mi trato hacia Marinette es diferente ahora. La amo, la respeto y jamás haría algo para dañarla.

ODIO AMARTE |+18 collab. ft Marichat8989Donde viven las historias. Descúbrelo ahora