MY BOY BIKER ; JJK - FINALIZADA

14.

Jungkook entró al salón con aire despreocupado, como si no hubiera desaparecido toda la semana sin dar explicaciones. Jimin lo recibió con los brazos cruzados y una ceja enarcada.

—¿Dónde coño has estado toda esta semana? —preguntó sin rodeos.

Jungkook sonrió con picardía mientras se dejaba caer en su asiento.

—He estado ocupado.

—¿Con una puta? —intervino Taehyung con burla en la voz.

Jungkook se rió entre dientes y se encogió de hombros.

—Bueno, aparte de eso, estaba con mis padres y también con Riley.

—Verdad, ¿Cómo está Riley?—Jimin cambió de humor de inmediato, interesado.

—Qué rápido cambiamos de tema —se burló Taehyung—. Y de humor también.

—Así de rarito es —rio Jungkook—. Riley está bien, justo ayer salí con ella.

En ese momento, el celular de Jungkook vibró con un mensaje de Bae. Lo desbloqueó y sonrió al leerlo.

—Buenos días, Kookie. Espero que tengas un buen día. Y por favor, cuídate.

—¡Te quiero mucho!

Él respondió rápidamente:

—Buenos días, Bae.

—¡Tú también ten un buen día y cuídate mucho! ¡Y espero que estés usando la ropa que compramos! ¡Y yo también te quiero mucho! 

Antes de que pudiera continuar la conversación, el profesor entró al salón.

—¡Buenos días, chicos!

Jungkook suspiró. De nuevo la tortura.

Mientras tanto, Riley se encontraba con Suni, quien la miraba con una expresión pensativa.

—No entiendo cómo Jungkook tiene un buen estilo —comentó Suni con incredulidad.

Riley puso los ojos en blanco y se cubrió el rostro.

—Deja de mirarme así, siento que me estás violando con la vista.

Suni se echó a reír y la señaló.

—Oigan, para la próxima me llevan con ustedes, ¿sí?

—Pero no cabes en la moto —respondió Riley sin pensar.

Suni la miró indignada.

—¿Me estás llamando gorda?

—No.

—¡Seung! —gritó Suni de repente.

Riley sintió un escalofrío y le susurró entre dientes:

—Hija de tu mamá...

—¿Sí?—Seung se acercó con curiosidad.

—Riley tiene algo que decirte —anunció Suni con una sonrisa maliciosa.

Riley sintió que la garganta se le secaba. Su mente se quedó en blanco. Finalmente, después de varios segundos de puro pánico, soltó:

—E-Emm... ¿Te gusta el pan?

—Eh... sí, me gusta mucho.—Seung parpadeó, desconcertado.

Riley sintió ganas de golpearse la frente contra la mesa.

¡¿Es en serio, Riley?! ¡¿Si te gusta el pan?! Solo falta que le preguntes si la tiene chiquita.

¡No te metas! se respondió a sí misma.