MY BOY BIKER ; JJK - FINALIZADA

08.

A esa hora, la fiesta que Jungkook había mencionado ya debía estar en su punto más alto. Suni, por supuesto, había decidido ir, emocionada por la oportunidad de divertirse y socializar, mientras que Riley había optado por quedarse en casa.

Se encontraba acostada en su cama, rodeada de libros y apuntes, intentando concentrarse en sus estudios.

—Los átomos... bla, bla, bla... y más bla...—murmuró frustrada, dejando caer la cabeza sobre el libro—. ¡Esto es un suplicio!

Suspiró pesadamente.

Sabía que si reprobaba ese examen, su padre no le perdonaría el descuido, pero su mente simplemente se negaba a seguir absorbiendo información.

Solo un pequeño descanso...

Sin pensarlo demasiado, se puso las zapatillas y salió de su casa. Un poco de aire fresco le vendría bien, aunque fuera peligroso caminar sola a esa hora.

El silencio de la noche y el frescor del aire le proporcionaron un alivio inmediato.

—Por fin, tranquilidad—susurró, llenando sus pulmones de aire y soltándolo lentamente.

Sin embargo, la calma no duró mucho. Un dolor punzante en la cabeza la hizo fruncir el ceño y llevarse una mano a la sien.

—Agh... esto no ayuda en nada—se quejó, masajeando su frente.

Siguió caminando sin rumbo fijo, esperando que el movimiento disipara el dolor, pero su atención se desvió cuando notó a alguien acercándose en dirección contraria.

Cuando la silueta masculina entró en el resplandor de una farola, Riley se detuvo de golpe.

—Jungkook...—susurró, viendo con sorpresa su rostro golpeado.

Sin dudarlo, caminó apresurada hacia él.

—¿Qué demonios te pasó?—preguntó, sujetándolo del brazo y obligándolo a mirarla.

Su expresión era seria, pero sus ojos reflejaban un dolor que no intentaba ocultar.

—Nada importante—respondió con voz áspera—. Solo una pelea, pero estoy bien.

—¿Cómo que solo una pelea?—espetó, sin soltar su brazo—. No voy a dejar que te vayas a casa en este estado.

Jungkook suspiró, sin intención de discutir con ella.

—Está bien...—murmuró, resignado.

Riley asintió y comenzó a caminar, aún sujetándolo de la muñeca. El trayecto hasta su casa se hizo en silencio, con una tensión extraña flotando entre ellos.

Fue Jungkook quien finalmente lo rompió.

—¿Vives sola?

—No, con mi papá—respondió sin mirarlo.

—¿Y no está en casa?

—Tuvo un problema en el trabajo y tuvo que irse por la noche.

Jungkook notó el leve nerviosismo en su voz, pero no hizo más preguntas.

El camino no tomó más de diez minutos. Cuando llegaron, Riley abrió la puerta y se hizo a un lado para que él entrara.

—Gracias—dijo Jungkook, esbozando una leve sonrisa mientras observaba el lugar—. Bonita casa.

—Gracias...—murmuró ella, cerrando la puerta detrás de sí.

Tomó su mano de nuevo y lo guió hasta la sala.

—Siéntate. Voy por el botiquín.

Jungkook obedeció sin quejarse. Mientras ella se alejaba, su mirada vagó por el lugar, quedándose perdida en sus pensamientos.