T r e c e

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También me enseñó todos sus frutos, dijo que los había implantado en mí. Me comparó con un árbol, que una vez fué solo una semilla que con mucho cuidado y paciencia el hizo crecer y que ahora ya era hora de dar fruto y fruto bueno, sabroso para el paladar a aquellos que lo probaran.

Me emocioné tanto cuando aquella personita se acercó a mí y me preguntó que si conocía a amigo, recordé que me había dicho que por esos frutos me reconocerían y sabrían que yo vendría de él.

Antes me preocupaba por no ser yo misma, pero solo me encontré a mí cuando le conocí. Los frutos hacian que me viera diferente y antes de darme cuenta él hacia que brotaran solos, me llamaban rara.. Pero resultaba que por primera vez me gustaba que me dijeran eso, porque sabía que significaba que me parecía a él y ese era mi objetivo.

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