Y llegó el momento en que finalmente le pude ver con mis ojos. Corrí hacia el ansiosa por abrazarlo, por besarlo, por amarlo.
Una lágrima se escapó de mis ojos. Lágrima que él se encargó de enjuagar.
Solo él sabía cuantas veces había soñado con este momento. Nuestro encuentro.
—Te amo. —susurró.
Y por fin estaba en sus brazos, en mi verdadero hogar, junto a mi amigo.
No me arrepiento de nada, ¿sabes por qué?
Porque lo mejor que hice en mi vida fue aceptar aquella solicitud de amistad.
—FIN
ESTÁS LEYENDO
Online
SpiritualSi me hubiesen dicho que al conectarme le conocería ni siquiera me hubiese sorprendido, pues como es de suponer en linea conoces a miles de personas, pero el hecho era que él no es cualquier persona y yo no tenia conocimiento de lo que él haria en m...