Por alguna razón, Akadenne se sintió muy bien al despertar, más que de costumbre.
Algo la tenía atrapada por la espalda, por lo que se giró para revisar.
Se mejilla derecha se prendió fuego al ver la hermosa cara de su reciente crush muy cerca de si; tuvo que apagarse con agua de su mano para quemar la cama.
Se sonrojó bastante al recordar lo que pasó anoche, de como Yuna la consoló cuando se sentía frustrada por su pesadilla. Parecía un sueño, ver a la pelirroja dormir tranquilamente a su lado —aunque babeaba un poco—; tanto así, que su cuerpo empezó a sentirse caliente, y no de su fuego. Era extraño para Akadenne; su corazón latía demasiado fuerte, e intentaba no exhalar humo.
Se acercó a su cuello sin pensarlo, percibiendo el rico olor a lo que la mayor le pareció ser tierra húmeda. Le encantó demasiado; su respiración se volvió aún más agitada, exhalaba humo incoloro, muy levemente. Pegó sus piernas con las de ella, la fue acercando cada vez más a su cuerpo.
Hasta que se dejó llevar por sus emociones.
Lamió su cuello tímida y suavemente para saborear mejor mientras se subía sobre Kirishima. En vez de lamidas, eran besos; su mano iba acariciando su cuerpo Por debajo de la camisa.
—Y-Yuna —gimió su nombre, dejando su aroma en ella.
Kirishima abrió un poco sus ojos. Se sorprendió bastante al ver a Midoriya arriba suyo; intentó escapar, pero ella no la dejó.
—A-A-Akadenne, ¿q-qué-?
La Alfa la interrumpió con un profundo beso que ella aceptó de inmediato, dejándose llevar por las caricias y el olor. Akadenne llegó a uno de sus pechos, así que apretó la punta suavememte, haciéndola gemir.
—¡L-lo siento! —por instinto, se bajó sobre la pelirroja y se hizo bolita entre las sábanas.
¿Qué había sido eso? ¿Por qué se disculpó? Digo, a Yuna le había gustado, debía admitirlo.
—N-no sé que ha-hacía. No q-quise lastimarte. Lo siento...
—No entiendo —se rascó la nariz, también roja—, ¿por qué te disculpas? No hiciste nada malo.
—Te quejaste.
—¡No me quejé! Espera, el sonido que yo hice... ¿no sabes por qué fue? —se sintió más avergonzada por decirlo, pero tenía sus preocupaciones.
—Porque te dolió.
—No me dolió... ¿tú de verdad no sabes por qué hacías todo eso? —Midoriya negó, aún escondida —... Dime que sabes de dónde vienen los niños.
—De la barriga.
—Es del vientre, y no me refería a eso. Quise decir, cómo se hacen —permaneció callada. A Yuna le pareció mentira—. Wow, eres muy inocente... ¿Por qué...?
La Omega notó como la Alfa temblaba, asustándola más. Se acercó y la tocó encima de la sábana, escuchándola gemir y gruñir su nombre. Kirishima tuvo una idea de lo que pasaba.
—Tu celo... Déjame ir por unas pastillas.
—L-lo siento —su voz se notó más temblorosa.
Yuna se sintió mal. Akadenne había malinterpretado todo; creía que estaba lastimando a la pelirroja cuando no era así.
Yuna buscó una tableta de pastillas en su pantalón que guindaba sobre una silla. Sirvió agua de la cocina y le entregó.
—Toma, te sentirás mejor.
Akadenne se sentó poco a poco y abrió la boca, sonrojando a la menor. Acercó la pastilla en su boca para meterla, sintiendo un cosquilleo al tocar la caliente legua de la mayor. Le dio agua y la dejó en la mesa.
—A-Akadenne —aún seguía nerviosa, imaginándose cosas cochinas por el contacto que tuvo—, no me lastimaste, no tienes que disculparte... Es normal lo que hiciste; después de todo, yo soy Omega, y tú Alfa, de cierto modo te provoqué.
—No quería incomodarte.
—No lo hiciste —se sonrojó aún más, bajó la cabeza—... M-me gustó.
La Alfa, sin ningún motivo aparente, se sonrojó bastante, y sin pensarlo, se posicionó arriba de la Omega.
—¡E-espera-! —Akadenne la besó en los labios, con un sentimiento extraño en su pecho. Fue lindo y dulce, los movimientos eran suaves, y las caricias que le daba la pelirroja.
La medio albina se recostó sobre el pecho de la otra para dormir, pero Yuna aplastó su mejilla.
—Ya es de día. No te duermas —Midoriya gruñó. Metió sus manos debajo de la camisa de la otra para abrazarla y sentirla mejor—. O-oye, saca.
—No.
El timbre de la casa sonó, dejando a Akadenne sin opción de levantarse porque es buena hija y le gusta ayudar a su madre —que no estaba en casa.
—¡Pequeña Akadenne! —la mujer que estaba en la puerta la abrazó.
—Tía Nouchan —se sorprendió bastante al ver a la Omega ahí—. Madre no está.
—No venía a verlo —la pelirroja, cuyo nombre es Noah, mostró una jaula que tenía detrás de ella. La abrió, y lanzó algo dentro de la casa—. Ahí te ves.
—No me digas que-
—¡¡Qué monada!! —exclamó Yuna de la nada, agarrando a un gato y acariciarlo— ¿Es tuyo? —le preguntó a la Alfa. Akadenne le gruñó, pero el gato no hizo nada— Oh, disculpe —se inclinó ante la adulta.
—La bestia no es mía, es de Midochan... y me alegro. En su viaje en América, me pidió cuidarlo. Solo vine a eso, cuídate, Akadenne —la mencionada asintió. Noah cerró la puerta y se fue volando.
—¿Cómo se llama? —Midoriya no respondió, se fue a la cocina. Yuna, sin entender, miró el collar que traía— "Roaf"... Que lindo —el gato ya adulto ronroneaba y se acurrucaba sobre la Omega.
Kirishima le daba mucho amor al animal, y este se dejaba. Cuando Midoriya apareció, se sintió celosa porque recibía más amor y atención.
—Esa cosa es de cuando madre era pequeño, y desde siempre a sido molesto —agarró al gato y lo lanzó lejos, colocándose sobre las piernas de la pelirroja.
—¡Akadenne!
—El desgraciado estará bien —abrazó su vientre.
Y como todo celoso y gato de guerra, Roaf atacó a Akadenne en la cara.
Obvio que Roaf tenía que aparecer. Es el que más brilla en la pista :v
¿Quién lo extrañó? Nadie :v
Les juro que me había olvidado de él.
Me gusta mucho el yuri. No todo en la vida es yaoi 7-7.
Espero que les haya gustado uwu.
Se les quiere.
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Aún Te Amo...
Fanfiction(ESTA COSA CRINGE ESTÁ CANCELADA. Léela si quieres o no, me da igual). Dos chicos, amigos. No compatibles. Ella parecida a Shoto, y él a Deku. Sus padres son solteros, desinteresados en salir con alguien. ¿Es esto una casualidad? Las piezas poco a p...