Capítulo 12.

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Ya la campaña sonó, por lo que todos debían salir a sus casas.

Akadenne no dejaba de darle vueltas a lo que pasó con el señor Todoroki y su madre. Cómo el Alfa fue muy amable con ella —eso en realidad no le sorprende. Isamu es buen chico, y su padre también lo era—, cómo su madre parecía asustado cuando llegó a la casa.

Sacó si teléfono y buscó su nombre por Internet. Su cara se le hacía muy familiar, cómo si lo hubiese visto de otra parte pero no lo recordada.

Shoto. Héroe N° 2 de Japón.

Oh~. Con razón le era familiar. Y con razón Isamu no le quería contar quién era su padre.

Pero aun así... ¿por qué su madre tuvo esa reacción? Jamás había visto u oído que el Héroe Número 2 y el Símbolo de Paz tenían algún tipo de relación desde el momento que estaba viva por estar en América.

Tampoco es que haya buscado a fondo.

No obstante, ¿por qué el Símbolo de Paz le tiene miedo a alguien, a un Héroe noble? Se había enfrentado a formidables Villanos, incluyendo a All For One y a Shigaraki; aunque él admitió que tenía bastante miedo, aún así luchó y ganó.

¿Entonces por qué...?

Chocó con una pared. Y fue bueno, porque cayó en la cuenta de que se había perdido dentro la propia U.A.

Golpeó su cabeza con la palma.

Justo a tiempo, Kano apareció al girar una esquina; chasqueó la lengua al verla.

—Kano-

—¡Déjame en paz! Cállate —gruñó molesto, dándose la vuelta para buscar otro camino—. Estás en todas partes, hasta en el baño.

—Me perdí —se acercaba más a él—. Estaba pensando en algo y-

—No me interesa. Adiós.

—Es más normal de lo que tú crees estar enfermo de Singularidad, ¿sabes? —lo tomó del brazo para detenerlo—. Yo también lo estoy, Isamu también lo está. No tienes por qué avergonzarte de eso —soltó su agarre para seguir caminando—... Te sientes cómo la decepción de tu familia, ¿verdad? —Kirishima se detuvo, sin girarse— Admiras mucho al tío Kacchan, y deseas ser mejor que él, ¿no? Eres muy buen rival, pero te sientes avergonzado de tu defecto... Yo deseo ser mejor que mi madre también, y yo también estoy enferma. Me siento avergonzada también.

—Llega al punto.

—Eres alguien genial, con una Singularidad genial y habilidad genial. No tienes por qué avergonzarte. Tampoco tuve que jugar contigo —sonrió un poco, feliz de que Kirishima se tomara la molestia de oírla.

—Lastimas a Yuna, y me haces creer cosas que no son —rodó su cabeza, sonriéndole de reojo—. ¿No te cansas, Frío-Caliente?

—¿Las... timar... a Yuna? —eso la distrajo, y dolido. ¿Qué había pasado?

—¡Serás-!

Unos extraños sonidos y olor distrajo a los Alfa. Kano se puso alerta, mientras que los sentidos de Akadenne se agudizaron sin saber qué pasaba. Miró a Kirishima con duda.

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